Las elecciones generales celebradas ayer en el Reino Unido abren un periodo de inestabilidad política determinada por la falta de una mayoría suficiente para la formación de gobierno (hung Parliament). Una situación que no parece la más deseable para el país, teniendo en cuenta que las negociaciones para la salida de la Unión Europea comienzan oficialmente el próximo 19 de junio. Ante todo, las elecciones suponen el fracaso de Theresa May. Como señalamos en su momento, May decidió el adelanto electoral con el objetivo de reforzar su posición en un triple ámbito: en el plano internacional, en el plano nacional y en el plano partidista. Sin embargo, el adelanto electoral ha resultado un gran error estratégico.
En sus orígenes, el desafío impulsado por el secesionismo catalán parecía una estrategia para negociar con el Estado en condiciones ventajosas. Cinco años después (pese a la “pedagogía” de Carles Puigdemont en el Auditorio de Caja de Música del Ayuntamiento de Madrid y la inaceptable propuesta de negociación de una suerte de Pacto de Estado-trampa que abriría el camino de la independencia de Cataluña), hay indicios para pensar que el nacionalismo busca la imposición por la vía de los hechos consumados.
Theresa May anunciaba ayer su intención de convocar elecciones anticipadas en el Reino Unido para el 8 de junio, menos de un año después del referéndum del Brexit y tras haber negado en repetidas ocasiones su intención de adelantar los comicios. Aunque inesperada, esta decisión encierra sin embargo una lógica que debe ser analizada en sus múltiples dimensiones.
El Partido Liberal ha ganado las elecciones generales en Holanda, un resultado que ha supuesto un freno el avance populista holandés y europeo. El primer ministro Rutte ha actuado de manera decidida y en nombre del interés nacional. Los analistas concluyen que ello le ha reportado beneficio electoral, aunque también al partido islámico. El conflicto aún no ha sido resuelto.
Con la sentencia del pasado mes de febrero, el TC italiano declaraba inconstitucional algunas disposiciones de su sistema electoral. A pesar de que en 2014 declaró que no está entre sus funciones evaluar la pertinencia o la eficacia de las leyes electorales, es evidente que ha jugado un papel de creciente importancia en la definición de las coordenadas del debate electoral de los últimos años.
La decisión de Juan José Ibarretxe, presidente del Gobierno vasco, de promover un referéndum ilegal el 25 de octubre del próximo año debería servir, al menos, para devolver a la realidad a todos los que han querido vivir instalados en la alucinación buenista, encabezados por el presidente del Gobierno de la nación, José Luis Rodríguez Zapatero. Y esa realidad, que cualquier Gobierno responsable debería afrontar, es la de una crisis institucional y de la estructura territorial del Estado sin precedentes en la trayectoria democrática de España. Una crisis que no sólo afecta al funcionamiento del Estado, sino que tiene como primera víctima a la propia legitimidad democrática del régimen constitucional.
Adolfo Suárez, primer presidente del Gobierno de la democracia, rodeado del Grupo Parlamentario de la UCD el día en la que el Congreso de los Diputados aprobó la Constitución de 1978. El texto del proyecto fue aprobado por 326 votos a favor, seis en contra y 13 abstenciones. Y fue ratificado por los españoles en referéndum el 6 de diciembre de ese año. En la foto, rodean a Adolfo Suárez (en primer plano y de izquierda a derecha) Salvador Sánchez Terán, Juan Antonio García Díez, Íñigo Cavero, Agustín Rodríguez Sahagún, Joaquín Garrigues Walker (agachado), Gabriel Cisneros, Ignacio Camuñas y Manuel Clavero.
Extracto de la rueda de prensa sobre el referéndum venezolano
09.06.2017. Las elecciones generales celebradas ayer en el Reino Unido abren un periodo de inestabilidad política determinada por la falta de una mayoría suficiente para la formación de gobierno (hung Parliament). Una situación que no parece la más deseable para el país, teniendo en cuenta que las negociaciones para la salida de la Unión Europea comienzan oficialmente el próximo 19 de junio. Ante todo, las elecciones suponen el fracaso de Theresa May. Como señalamos en su momento, May decidió el adelanto electoral con el objetivo de reforzar su posición en un triple ámbito: en el plano internacional, en el plano nacional y en el plano partidista. Sin embargo, el adelanto electoral ha resultado un gran error estratégico.
23.05.2017. En sus orígenes, el desafío impulsado por el secesionismo catalán parecía una estrategia para negociar con el Estado en condiciones ventajosas. Cinco años después (pese a la “pedagogía” de Carles Puigdemont en el Auditorio de Caja de Música del Ayuntamiento de Madrid y la inaceptable propuesta de negociación de una suerte de Pacto de Estado-trampa que abriría el camino de la independencia de Cataluña), hay indicios para pensar que el nacionalismo busca la imposición por la vía de los hechos consumados.
19.04.2017. Theresa May anunciaba ayer su intención de convocar elecciones anticipadas en el Reino Unido para el 8 de junio, menos de un año después del referéndum del Brexit y tras haber negado en repetidas ocasiones su intención de adelantar los comicios. Aunque inesperada, esta decisión encierra sin embargo una lógica que debe ser analizada en sus múltiples dimensiones.
17.03.2017. El Partido Liberal ha ganado las elecciones generales en Holanda, un resultado que ha supuesto un freno el avance populista holandés y europeo. El primer ministro Rutte ha actuado de manera decidida y en nombre del interés nacional. Los analistas concluyen que ello le ha reportado beneficio electoral, aunque también al partido islámico. El conflicto aún no ha sido resuelto.
10.03.2017. Con la sentencia del pasado mes de febrero, el TC italiano declaraba inconstitucional algunas disposiciones de su sistema electoral. A pesar de que en 2014 declaró que no está entre sus funciones evaluar la pertinencia o la eficacia de las leyes electorales, es evidente que ha jugado un papel de creciente importancia en la definición de las coordenadas del debate electoral de los últimos años.

01.10.2007. La decisión de Juan José Ibarretxe, presidente del Gobierno vasco, de promover un referéndum ilegal el 25 de octubre del próximo año debería servir, al menos, para devolver a la realidad a todos los que han querido vivir instalados en la alucinación buenista, encabezados por el presidente del Gobierno de la nación, José Luis Rodríguez Zapatero. Y esa realidad, que cualquier Gobierno responsable debería afrontar, es la de una crisis institucional y de la estructura territorial del Estado sin precedentes en la trayectoria democrática de España. Una crisis que no sólo afecta al funcionamiento del Estado, sino que tiene como primera víctima a la propia legitimidad democrática del régimen constitucional.

01.06.2007. Adolfo Suárez, primer presidente del Gobierno de la democracia, rodeado del Grupo Parlamentario de la UCD el día en la que el Congreso de los Diputados aprobó la Constitución de 1978. El texto del proyecto fue aprobado por 326 votos a favor, seis en contra y 13 abstenciones. Y fue ratificado por los españoles en referéndum el 6 de diciembre de ese año. En la foto, rodean a Adolfo Suárez (en primer plano y de izquierda a derecha) Salvador Sánchez Terán, Juan Antonio García Díez, Íñigo Cavero, Agustín Rodríguez Sahagún, Joaquín Garrigues Walker (agachado), Gabriel Cisneros, Ignacio Camuñas y Manuel Clavero.