La acción económica frente al COVID-19 tiene que enfocarse a evitar consecuencias de largo plazo, actuando sobre el mantenimiento del empleo, la capacidad productiva y la integridad del tejido industrial. También, garantizando el funcionamiento del sistema financiero y bancario, evitando que el choque temporal cronifique dando lugar a una concatenación de crisis. Es necesario, además, mantener la sostenibilidad de las finanzas públicas, que están ya actuando como último garante de la continuidad del sistema productivo. Todo esto ayudará a impedir el contagio de los efectos de la crisis sanitaria a las cuentas públicas y a las áreas estratégicas de nuestras economías.
La pandemia del Coronavirus nos enfrenta a una crisis distinta, grave y sin precedentes que requiere una respuesta contundente, sobre todo en Europa. Nos enfrentamos a una situación absolutamente inédita: la práctica interrupción de la actividad económica por la necesidad de frenar el contagio. Esta respuesta nos llevará por terrenos poco transitados en los que los enemigos de las sociedades abiertas verán una nueva oportunidad para cuestionar con fuerza el modelo liberal y el orden constitucional.
La decisión de la Comisión Europea de suspender sin más el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, PEC, pone en riesgo a la moneda común y deja a cada uno de los Estados miembros al albur de sus decisiones y de sus capacidades, lo que necesariamente aumentará las desigualdades entre los países europeos y, probablemente, aboque a alguno de ellos a situaciones de estrés financiero como ya ocurriera en el pasado reciente. De la Unión Europea esperamos más, mucho más.
El Ejecutivo, desbordado y desnortado por la crisis del COVID-19, se resiste a adoptar medidas tributarias que alivien a los contribuyentes individuales, autónomos y empresas que se han quedado sin ingresos para pagar impuestos y cotizaciones sociales. Carente de rigor técnico o de sensibilidad, en la avalancha legislativa de los últimos días, más allá de aplazamientos, no dice nada de reducciones impositivas, lo que denota un interés publicitario más que la búsqueda de efectividad. En un panorama que apunta a la desolación, o el Gobierno rectifica rápidamente, aparca prejuicios ideológicos y aprueba nuevas medidas, o el infierno fiscal acabará por consumir buena parte de nuestra economía.
José María Aznar le ha felicitado y ha recordado que en 2006 participó en el Programa FAES de Formación de Líderes Latinoamericanos.
“El objetivo prioritario de los líderes europeos debe ser definir y aplicar, en el menor tiempo posible, un nuevo mapa para el futuro de la zona euro” “Es hora ya de asumir que los problemas bancarios en cualquier parte de la Eurozona son un problema de todos los europeos sin excepción”
01.04.2020. La acción económica frente al COVID-19 tiene que enfocarse a evitar consecuencias de largo plazo, actuando sobre el mantenimiento del empleo, la capacidad productiva y la integridad del tejido industrial. También, garantizando el funcionamiento del sistema financiero y bancario, evitando que el choque temporal cronifique dando lugar a una concatenación de crisis. Es necesario, además, mantener la sostenibilidad de las finanzas públicas, que están ya actuando como último garante de la continuidad del sistema productivo. Todo esto ayudará a impedir el contagio de los efectos de la crisis sanitaria a las cuentas públicas y a las áreas estratégicas de nuestras economías.
27.03.2020. La pandemia del Coronavirus nos enfrenta a una crisis distinta, grave y sin precedentes que requiere una respuesta contundente, sobre todo en Europa. Nos enfrentamos a una situación absolutamente inédita: la práctica interrupción de la actividad económica por la necesidad de frenar el contagio. Esta respuesta nos llevará por terrenos poco transitados en los que los enemigos de las sociedades abiertas verán una nueva oportunidad para cuestionar con fuerza el modelo liberal y el orden constitucional.
24.03.2020. La decisión de la Comisión Europea de suspender sin más el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, PEC, pone en riesgo a la moneda común y deja a cada uno de los Estados miembros al albur de sus decisiones y de sus capacidades, lo que necesariamente aumentará las desigualdades entre los países europeos y, probablemente, aboque a alguno de ellos a situaciones de estrés financiero como ya ocurriera en el pasado reciente. De la Unión Europea esperamos más, mucho más.
19.03.2020. El Ejecutivo, desbordado y desnortado por la crisis del COVID-19, se resiste a adoptar medidas tributarias que alivien a los contribuyentes individuales, autónomos y empresas que se han quedado sin ingresos para pagar impuestos y cotizaciones sociales. Carente de rigor técnico o de sensibilidad, en la avalancha legislativa de los últimos días, más allá de aplazamientos, no dice nada de reducciones impositivas, lo que denota un interés publicitario más que la búsqueda de efectividad. En un panorama que apunta a la desolación, o el Gobierno rectifica rápidamente, aparca prejuicios ideológicos y aprueba nuevas medidas, o el infierno fiscal acabará por consumir buena parte de nuestra economía.
25.11.2019. José María Aznar le ha felicitado y ha recordado que en 2006 participó en el Programa FAES de Formación de Líderes Latinoamericanos.

01.09.2011. “El objetivo prioritario de los líderes europeos debe ser definir y aplicar, en el menor tiempo posible, un nuevo mapa para el futuro de la zona euro” “Es hora ya de asumir que los problemas bancarios en cualquier parte de la Eurozona son un problema de todos los europeos sin excepción”