Javier Zarzalejos es director de FAES y eurodiputado
La caída del Muro de Berlín fue el último capítulo de la historia siniestra de esa gran herida que había dividido Europa entre las democracias de la libertad y la opresión del totalitarismo comunista.
El Muro no lo derriba Gorbachov. Ganó la libertad y perdió la opresión.
Hoy en Berlín lo que queda del Muro es el recuerdo de aquella sociedad y el homenaje a quienes sufrieron como mártires por intentar superar ese muro que les distanciaba de la libertad y tratar de atravesarlo siempre en la misma dirección: la de Occidente, su estado de Derecho y sus libertades.
Sobre ese recuerdo tenemos que construir nuestra responsabilidad como sucesores de aquellos que lucharon por la libertad, una libertad que hoy sigue amenazada por los nacionalismos incívicos, el odio étnico, el antisemitismo, las autocracias que quieren erigirse en herederas del socialismo, condenando a sus pueblos a la pobreza y la opresión.
Ese recuerdo tiene que seguir impulsándonos a trabajar por el fortalecimiento de esa Europa que se reencontró sobre las ruinas de lo que le había dividido.
La caída del Muro de Berlín representó el final de una historia, pero la Historia ha seguido, y nos corresponde a nosotros asegurarnos que esa historia que sigue, la de todos, pueda seguir escribiéndose en términos de libertad.
