
La amnistía no solo es un error, no solo es una arbitrariedad; es, sobre todo, una indignidad. Porque quien la concede creyó en ella solo al minuto siguiente de necesitarla en su propio interés. Es como los indultos; fueron inconcebibles hasta que hicieron falta para asegurar una investidura. Es como derogar la sedición y rebajar la malversación; destrozar el Código Penal y desarmar al Estado fue impensable hasta que hizo falta aprobar un Presupuesto. Todo lo que se viene haciendo, lo que se hace y lo que se planea, se consuma siempre cobardemente, a escondidas de los españoles.
Sánchez se ha retratado en La Haya. A distancia profiláctica –en la extrema derecha de sus pantallas– la foto de familia que abrochó esta Cumbre de la OTAN ilustra la asumida condición de paria de nuestro presidente del Gobierno. Y esto, como la amnistía, también es corrupción. Porque para Sánchez gobernar es comprar tiempo de supervivencia personal a costa de lo que sea: la unidad nacional, la Constitución o el crédito internacional de España.
El expresidente que situó al PP en el centro reformista recomienda, en vísperas de su congreso, «cabeza muy fría» porque con el estallido de la corrupción «el precio por estar en el Gobierno aumentará y está dispuesto a pagarse». «Sánchez nos lleva a una crisis constitucional para salir de su crisis», ha asegurado.
Zambra y revuelo en las zahúrdas sociatas. El presidente Aznar subleva al gallinero. Sin más que aludir a hechos ciertos, denunciados por cuadros socialistas muy cualificados y cuya cronología no deja mentir a nadie. Ningún inconveniente en refrescarlos. Para que la cadena causal no quede interrumpida.
Sin duda habrá socialistas abochornados. Pero nos disculparán si tenemos más bien poca confianza en que el PSOE esté donde España le necesitaría ahora. El silencio o la vergüenza privada ya no vale; es simplemente complicidad por omisión. La emergencia es democrática y nacional. Si el socialismo español calla y mantiene al frente del Gobierno a un personaje como Pedro Sánchez no sólo estará arriesgando la continuidad del Partido Socialista, sino que dejará a España a merced de sus enemigos.
La guerra entre Israel e Irán tiene una triple dimensión de rango mundial: Israel libra una contienda por Oriente Medio, por la no proliferación nuclear y contra un eje agresor que desafía el equilibrio global en varios frentes. Es crucial comprender el trasfondo real de lo que está en juego.
Más de un año y medio después, el reordenamiento geopolítico de Oriente Medio difiere bastante del que tenía en mente Yahya Sinwar cuando ordenó la masacre del 7 de octubre de 2023. Tras 21 meses de lucha en varios frentes –Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria, Yemen, Irak e Irán–, Israel ha alterado por completo la balanza en el equilibrio de fuerzas en la región. Lejos de suponer el auge y la consolidación del llamado “Eje de la Resistencia”, la mecha prendida por Hamás el 7 de octubre ha conducido al desmembramiento y (por ahora) la derrota del Eje al que tantos años de planificación y recursos había destinado la República Islámica de Irán.
El pasado 13 de junio el gobierno de Israel lanzó un ataque estratégicamente cronometrado contra Irán con el objetivo de lograr tres objetivos militares principales: eliminar a los comandantes superiores e interrumpir el liderazgo del mando y control de Irán; infligir daños a su programa nuclear; y debilitar sus capacidades defensivas. Más allá de estos objetivos militares inmediatos, parece probable que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, recelando de cualquier camino diplomático hacia un acuerdo nuclear entre EE. UU. e Irán, piensa en incitar disturbios internos en Irán que provocarían el cambio del régimen de los ayatolás.
PODCAST FAES | HISTORIA DEL PENSAMIENTO POLÍTICO
Bajo el título de Historia del Pensamiento Político, Ángel Rivero y Vicente de la Quintana tratan una serie de pensadores de la modernidad política que han reflexionado sobre el Estado, sobre las circunstancias políticas de la época en la que vivieron, desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, y que son unos referentes absolutamente clásicos en la historia del pensamiento político. Lo hacen de una manera amena con la intención de acercar el pensamiento de clásicos que han reflexionado sobre la política y sobre el Estado moderno a nuestras inquietudes contemporáneas, al mundo de hoy.
El impuesto a la banca va en dirección contraria a la reforma fiscal integral, orientada a la creación de empleo, el crecimiento empresarial y el crecimiento económico, y no parece adecuado dada la delicada situación de las finanzas públicas en España, marcada por un elevado déficit estructural que se agravará con el envejecimiento de la población y el aumento del gasto en sanidad y pensiones.
Este diálogo ha abordado los profundos cambios en la geopolítica, la economía y la energía a nivel global. Los participantes han destacado la transición desde un modelo basado en la prosperidad y el comercio hacia otro centrado en la seguridad y el poder. Asimismo, han analizado el impacto de políticas económicas impredecibles en EE.UU., el ascenso estratégico de China y la fragmentación del orden multilateral. Europa, sin recursos energéticos propios suficientes y con una estructura institucional limitada, debe adaptarse con realismo, dejando atrás enfoques ideológicos y apostando por la competitividad, la seguridad de suministro y la autonomía estratégica.
Aznar ha destacado además la responsabilidad de los líderes actuales en la construcción de consensos y en la recuperación de espacios comunes. “Tenemos que encontrar un acercamiento porque es la obligación de los líderes de hoy. Tenemos que intentar recuperar los espacios compartidos, convencer a la gente de reconocernos unos a otros”, ha subrayado.