Las catástrofes naturales son ocasión para recordar que la normalidad cotidiana que damos por descontada es mucho más precaria de lo que nos gusta suponer. Pero también permiten reconocer magníficos ejemplos de abnegación y coraje, como tantos a que estamos asistiendo. El trabajo, verdaderamente heroico, de bomberos, policías, personal militar y de servicio civil, así como las muestras de desprendimiento personal de tantos ciudadanos que no han dudado en arriesgar su integridad física para ayudar al prójimo en apuros, son la parte positiva y merecedora de encomio de un balance trágico que todavía no hemos saldado.
Este es el momento de la responsabilidad solidaria de todos. En primer lugar, del Estado en todos sus niveles político-administrativos. Gobierno central, Comunidades Autónomas y entidades provinciales y locales deben trabajar juntos, coordinadamente, para que ningún esfuerzo, en la hora de la reconstrucción y del resarcimiento de los damnificados, se dilapide. Y también es la hora de la sociedad civil: ayudar a las víctimas de una catástrofe natural es una causa que no cede en autenticidad a ninguna otra; este es un voluntariado que engrana con lo más auténtico que enfrenta la condición humana: la consumación de una tragedia real.
Toca demostrar, en primer lugar, a nosotros mismos, que, en efecto, seguimos siendo una nación.
Donald Trump revalidará mandato presidencial. Y por un margen bastante mayor del que auguraba una sociología electoral en horas bajas. Será el segundo presidente, tras Cleveland, en enlazar dos estancias no consecutivas en la Casa Blanca. Ha ganado también en voto popular, y, en paralelo, los republicanos avanzan sustancialmente en las dos cámaras del Congreso, dato no menor.
No existe una única razón que explique la victoria de Trump sino un cúmulo de ellas. El descontento con la marcha del país, una inflación que afectó de manera especialmente destacada a las clases medias y trabajadoras, dos guerras divisivas en un contexto de rechazo a los conflictos militares innecesarios en la sociedad estadounidense y la torpeza estratégica del Partido Demócrata.
Los sucesos revolucionarios de octubre de 1934 en España están siendo objeto de polémica y reinterpretación. Nos parece de interés contribuir al debate exhumando dos editoriales del Diario de Madrid, contemporáneos al estallido revolucionario.
Su relectura supone un auténtico ejercicio de memoria histórica en lo que tiene de advertencia y recordatorio de errores que debieran haber prescrito hace mucho.
El sanchismo es un ejército derrotado que se bate en retirada. Sus dirigentes son conscientes de que la ingeniería de poder que les ha mantenido será difícilmente repetible, que los números no van a sumar. Nada de esto significa que el Gobierno vaya a caer mañana. Mientras los socios de esta coalición cercada por el escándalo y la corrupción crean que hay posibilidades de maximizar su capacidad extractiva frente a Sánchez, mantendrán a este quien, a su vez, ha demostrado su disposición a hacer lo que creíamos inimaginable para mantenerse en el poder.
Este 25 de octubre se conmemora la aprobación del Estatuto vasco de autonomía. El conjunto del nacionalismo vasco lleva años impugnando este marco de convivencia. Por su parte, el PNV ha gobernado durante casi medio siglo con un instrumento normativo al que es desleal, que se niega a celebrar y que busca rebasar. En 2023 el PNV votó la investidura de Sánchez tras rubricar un acuerdo con el PSOE en que queda comprometido el reconocimiento nacional de Euskadi, la bilateralidad y la expulsión de la jurisdicción constitucional del País Vasco. Acaban de activarse las conversaciones para denunciar el Estatuto y transitar hacia un “nuevo estatus político”, exprimiendo al límite las oportunidades que brindan al nacionalismo el reconocimiento socialista de la “plurinacionalidad” del Estado. Este Papel pone en perspectiva histórica los antecedentes de este proceso y se advierte sobre la posibilidad de un nuevo frente contra la Constitución.
En el momento de redactarse esta nota, la actualidad política nacional e internacional se encarga de recordarnos que las épocas “interesantes” no suelen ser precisamente tranquilas. En España, el Tribunal Supremo acaba de rechazar los recursos contra la inaplicación de la amnistía a los delitos de malversación. En su auto denuncia el intento de ahormar una judicatura complaciente con el poder –“jueces de boca muda”– y abstenida en su función de interpretar la ley con arreglo al Derecho.
Los historiadores Alberto Garín Y Tomás Pérez Vejo conversan sobre las claves que inciden en el relato de la construcción del Estado nación en México, un asunto con visiones encontradas y poliédricas que muchos españoles desconocen y que está en la base de algunos recientes desencuentros políticos.
La celebración de la Hispanidad cada 12 de octubre siempre tiene un sentido más allá de cualquier retórica postiza propia de brindis de aniversario. Conviene recordar –y recordarnos– que existe un mundo hispánico vinculado por una historia, una lengua y una cultura comunes, con proyección universal. Este 12 de octubre tiene todavía más sentido, cuando la agitación polémica del indigenismo antiespañol fuera y el masoquismo antinacional dentro hacen pinza para deprimir nuestro sentimiento de pertenencia y deformar nuestra identidad colectiva con una caricatura ridícula, haciendo pasar la historia de España por un subproducto de la fanfarria y el crimen.
Aznar: “Todos debemos trabajar para que el exilio de Edmundo González acabe cuanto antes y pueda ejercer como presidente de una Venezuela en paz y libertad”
Una “actualización” de la Doctrina nuclear rusa hacia el uso del ataque nuclear preventivo, podría abrir la puerta a un uso “limitado” de las armas nucleares por el Kremlin en la guerra en Ucrania. Esto sería un alejamiento de la histórica doctrina nuclear definida por Stalin, o simplemente otra de las escaladas verbales para “intimidar a los débiles de nervios”.
Más de un cuarto de siglo después de su primera edición, el claro ensayo que Valentí Puig dedicó a Josep Pla sigue siendo una de las obras que mejor definen su mundo, fruto de una familiaridad honda y antigua que no se reduce al trato continuado con sus libros. Lejos de las aproximaciones que se limitan a reflejar su perfil más anecdótico, Puig se acerca al escritor ampurdanés -modelo de prosa, artífice de un estilo y maestro del vivir- para destacar el rigor de su vocación literaria y la coherencia de su aventura intelectual, ampliando el marco de sus referencias más allá de lo consabido.