El nombramiento, a petición de ERC, del economista Jordi Pons Novell como consejero del Banco de España, alumbra el camino y las intenciones inmediatas que se ocultan en el pacto firmado entre el PSOE y ERC –un contrato mercantil o contrato de prestación de servicios con el consentimiento de ambas partes– que ha posibilitado la ascensión del socialista Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat de Cataluña.
El quid de la cuestión se encontraría en un libro de Jordi Pons Novell titulado L´espoli fiscal. Una asfíxia premeditada[i]. Un libro escrito con la colaboración de Ramon Tremosa Balcells –afiliado a Convergència Democràtica de Catalunya, consejero de la Generalitat de Cataluña con Quim Torra, diputado del Parlamento de Cataluña, diputado del Parlamento Europeo y miembro del Círculo de Estudios Soberanistas– el cual, por cierto, no aparece en el extenso curriculum vitae oficial de Jordi Pons que publica la Universitat de Barcelona. Un libro que, con toda probabilidad, es el que ha motivado la propuesta de ERC que Pedro Sánchez ha aceptado.
Jordi Pons Novell sostiene que, a diferencia de lo que suele decirse y alabarse, el Estado autonómico español no está ni mucho menos en la lista de países más descentralizados del mundo. La descentralización en España es insuficiente por tres razones: porque las competencias de las comunidades autónomas y, por tanto, la capacidad de llevar a cabo políticas propias diferenciadas, carecen de recursos económicos; porque la capacidad de participar en el “gobierno compartido” del Estado, habida cuenta que en el caso español no existen los mecanismos que se encuentran usualmente en algunas federaciones como un Senado territorial o unas comisiones intergubernamentales, es inexistente; porque la garantías de defensa jurídica del autogobierno, sometidas demasiadas veces a la coyuntura política de las elecciones generales, son inexistentes.
Dicho lo cual, Jordi Pons Novell concluye que el Estado autonómico “no ha regulado de manera eficiente los patrones asimétricos habituales en las federaciones plurinacionales, como son los casos de Bélgica y Canadá”. Prosigue: “tampoco ha regulado los patrones del federalismo del anglosajón, que tiende a atribuir las funciones legislativas y ejecutivas de una misma materia al mismo nivel de gobierno, como es el caso de Australia y Canadá”. Finalmente, concluye que “tampoco se han regulado los mecanismos de cooperación y de ejecución desarrollados en el federalismo centroeuropeo, como es el caso de Alemania y Austria”[ii].
El resultado de todo ello –afirma Jordi Pons Novell– se traduce en lo siguiente: “los criterio de solidaridad entre territorios se habrían impuesto a los criterios de eficiencia económica”, “la política inversora del Estado se ha dirigido principalmente a las regiones pobres del Estado”, “las comunidades autónomas con menor PIB, con Andalucía como máximo exponente, han sido las principales receptoras de las inversiones en infraestructuras”, “continúa la priorización de la inversión pública del Estado en las regiones menos productivas, al tiempo que también se destaca el aumento de inversiones en España”, “el estancamiento de la economía catalana en el contexto europeo coincide también con el descenso de inversiones públicas del Estado en Cataluña”, “la concentración de inversiones en Madrid explica principalmente su intenso crecimiento económico, mientras que la continuación de una situación secular de subinversión del Estado en Cataluña, en relación a su peso en el contexto español y con relación a los porcentajes catalanes de población, PIB o exportaciones, explicaría principalmente el estancamiento” y “el déficit fiscal catalán con el Estado español ya ha comenzado a limitar seriamente el crecimiento económico catalán, siendo la causa principal de la insuficiencia de infraestructura de transporte que padece Cataluña y que perjudica con incidencia creciente los servicios sociales”[iii].
La solución existe: el sistema de “financiación singular” denominado concierto económico. Jordi Pons Novell lo resume perfectamente: “en el sistema foral la potestad tributaria se atribuye a las autonomías, a cambio del pago de una cantidad de dinero para contribuir a la financiación de los gastos del Estado que se denomina cupo (cuota) en el País Vasco y aportación en Navarra”. Concluye nuestro economista que “el concierto económico vasco ha blindado el autogobierno del País Vasco de la indiferencia o de la hostilidad de los diferentes gobiernos centrales y ha proporcionado a los vascos capacidad suficiente para impulsar su crecimiento económico y su bienestar. Un modelo a estudiar y a tratar de imitar”[iv].
En la última frase de nuestro economista está el objetivo –negro sobre blanco: Jordi Pons Novell y Ramon Tremosa Balcells lo diseñan, ERC lo recoge y Pedro Sánchez lo ejecuta– del pacto PSOE-ERC: un cupo o una aportación, un concierto económico a la manera vasca o navarra para Cataluña. Una política fiscal exclusiva y excluyente confeccionada a la medida de una Cataluña victimista, acaparadora e insolidaria. El precio del acuerdo impunidad por poder y el resultado de la España deconstituida que está ensayando Pedro Sánchez –una España federal asimétrica o confederal– en la que Cataluña sería una nación singular y diferenciada que mantendría buenas relaciones intergubernamentales con la España plurinacional.
[i] Pons i Novell, Jordi – Tremosa i Balcells, Ramon: L´espoli fiscal. Una asfíxia premeditada. Edicions Tres i Quatre.València, 2004.
[ii] Ibídem p. 61 y ss.
[iii] Ibídem p.78 y ss.
[iv] Ibídem pp.120-125.
Miquel Porta Perales es crítico y escritor