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Nombramientos de Trump: Marco Rubio o el empoderamiento hispano

Crecido en Miami entre exiliados de la Cuba castrista, el senador Marco Rubio ha sido designado por Donald Trump para ocupar una posición clave en la nueva Administración, al frente de la Secretaría de Estado. Será, por tanto, el responsable de la diplomacia de la primera potencia mundial. Por su origen y trayectoria, es incuestionable la relevancia de este nombramiento en lo que se refiere a la futura política de los Estados Unidos en relación con América Latina.

Rubio, miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, posee una agenda de contactos personales y un conocimiento de la región difícilmente parangonables. Se puede albergar la esperanza de que América Latina vuelva a contar para la política exterior norteamericana, aun cuando el desafío que representa la competencia global y el reto explícito lanzado por las “potencias revisionistas” –Rusia, Irán y especialmente China– han concentrado la atención de los EE. UU. desplazándola del continente americano.

Las posiciones de Rubio en este campo son conocidas y poco semejantes a la línea seguida por la Administración Biden. No es de esperar aquí una continuidad inercial. Algunos analistas vaticinan una atención preferente hacia México, enfocada en cuestiones de comercio, lucha contra el narcotráfico y migración. No se conocen demasiados pronunciamientos suyos sobre la presidenta Sheinbaum, pero sí algunas opiniones contundentes sobre Andrés Manuel López Obrador. También es conocida su hostilidad a los avances en presencia económica, política y militar de Rusia y China en la región, y también su apoyo a Israel. “El mundo es testigo de las múltiples formas en que el régimen de Castro/Díaz-Canel ha servido como títere de la China comunista, de Irán y, más recientemente, de Rusia”, dijo en una intervención en el Senado a mediados de este mismo año.

Respecto de Venezuela, Rubio ha optado siempre por la claridad. Fue el promotor de la visita a la Casa Blanca, en 2017, de Lilian Tintori, esposa del entonces encarcelado Leopoldo López. Eso situó a Venezuela en la agenda política norteamericana. En los años siguientes, EE. UU. impuso sanciones a Venezuela y mantuvo una postura de firmeza inequívoca frente a la narco-dictadura madurista llegando a reconocer en 2019 a Juan Guaidó como presidente legítimo.

Por otro lado, el nombramiento de Rubio se complementa con el de otro severo crítico de Maduro, el congresista por Florida Michael Waltz, como asesor de seguridad nacional: una mala noticia para las autocracias populistas de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Además, puede esperarse que sus posiciones contribuyan a mitigar las tesis aislacionistas del nuevo presidente y su poca inclinación hacia la Alianza Atlántica. Durante el primer mandato de Trump, por ejemplo, Rubio copatrocinó una legislación que dificultaría ahora una eventual retirada norteamericana de la OTAN, al exigir que dos tercios del Senado ratificaran esa decisión.

En suma, Marco Rubio será el hispano con la responsabilidad política más importante en toda la historia de los Estados Unidos.