Idioma-grey
Search
Close this search box.

Brazos en alto

Anotaciones FAES 49

Cada vez que Vox escenifica su adhesión a la Internacional nacionalista provoca la zozobra de simpatizantes y afines, atrapados en una tormenta de paradojas. Anda el trumpismo patrio hecho un mar de dudas. Lógico: así, a simple vista, no parece muy patriótico ni de derechas aplaudir aranceles de represalia contra productos españoles; tampoco secundar –por activa o pasiva– la victoria de un ex coronel del KGB. Confundir la Rusia de Putin –una cleptocracia mafiosa– con el cumplimiento de las promesas de Fátima es tan pintoresco como fiar al cliente de Stormy Daniels la restauración de la moral tradicional.

La convención de Washington ha tenido de “conservadora” lo que el Palmar de Troya tuvo de católico. Hemos visto un conciliábulo donde se levantan muchos brazos: para rendirse a la Santa Rusia o para presumir de provocación gamberra. Por desgracia, no tuvo demasiado eco el mensaje de Meloni: Occidente es tan inconcebible sin Estados Unidos como sin Europa. Es natural que no lo secundara Vox, responsable de romperle a la italiana su grupo en el Parlamento Europeo, sumándose a la quinta columna del Putin club.  Y eso que alguno del tinglado se ausentó de la convención temiendo ser confundido con gente poco recomendable. Convendría tomar nota. Si estás en un sitio donde llaman al partido de Le Pen ultraderechita cobarde, preocúpate: ya solo podrás competir con Gengis Kan.