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Machado, Borges y Pagni, sobre ‘Estados de Derecho y Estados del revés’

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_ Machado: “La transición en Venezuela ya no se puede detener porque existe una alternativa democrática que ha demostrado ser viable”

_ Borges: “El Gobierno venezolano prefiere ciudadanos amarrados al Estado que ciudadanos libres que puedan ser promotores de su propio futuro”

_ Pagni: “La clase media es un antídoto para el populismo porque es mercado”

La jornada del miércoles en Campus FAES 2013 ha concluido con la mesa redonda ‘Estados de Derecho y Estados del revés’, en la que han participado el coordinador nacional de Primero Justicia de Venezuela, Julio Borges, la diputada en la Asamblea Nacional del mismo país, María Corina Machado, y el periodista argentino Carlos Pagni. El senior fellow de The Independent Institute, Álvaro Vargas Llosa, ha sido el encargado de moderarla.

María Corina Machado se ha mostrado segura de que “la transición en Venezuela ya no se puede detener”, porque “existe una unidad democrática que ha demostrado ser una alternativa de poder viable”. “El mundo sabe que somos una mayoría los que queremos, no solo un cambio de Gobierno, sino también de modelo y de sociedad; y hemos aprendido que no es suficiente ser mayoría, sino que hay que avanzar en la organización cívica para que las instituciones reaccionen”, ha asegurado.

Machado ha afirmado que “en Venezuela estamos pasando el límite del autoritarismo para llegar al precipicio del totalitarismo”, y ha asegurado que en el país ha tenido lugar “un proceso progresivo de control del poder”, que ha calificado de “neodictadura” y del que ha definido tres dimensiones. Se ha referido al “control de todos los poderes públicos, incluido el Consejo Nacional Electoral, situando el aparato del Estado contra el ciudadano”, así como al “control de todos los sectores sociales que pueden reivindicar libertades y derechos, como los medios de comunicación, los sindicatos, el sector privado, universidades e iglesias”. Lo más grave, a su juicio, es “el control de la intimidad y la conciencia, ya que en ella se encuentra el límite entre el autoritarismo y el totalitarismo, que quiere llegar a controlar nuestros sentimientos”.

MAQUINARIA DE PROPOGANDA
Por su parte, Julio Borges ha repasado la situación que viven los ciudadanos venezolanos y ha asegurado que “el Gobierno prefiere ciudadanos amarrados a la nómina del Estado que ciudadanos libres que puedan crecer, ser promotores de su propio futuro y avanzar”.

“La retórica del Gobierno es decir que la revolución les ha dado independencia y patria”, ha dicho Borges, que ha indicado que, desde 1999 Venezuela ha ingresado por petróleo un billón y medio de dólares y, pese a ello, en el país hoy viven 7,4 millones de pobres. Por ello, ha señalado que “no es verdad” que el régimen se preocupe por los pobres y la justicia social, sino que “ha hecho más ricos a los ricos y ha creado más desigualdades”. “Pese a la imagen exterior que el régimen difunde a través de una gigantesca máquina de propaganda capaz de comprar la conciencia de gobiernos en Latinoamérica y El Caribe”, ha señalado al respecto.

COMPETIDORES DESARTICULADOS
El periodista Carlos Pagni ha puesto el acento en los desequilibrios de poder que se dan en los sistemas populistas, perpetuados a su juicio por “la pulverización de los partidos políticos, la maldición de los recursos naturales y los altos índices de pobreza”. “Lo común a Venezuela y Argentina es que tenemos gobiernos ricos con competidores desarticulados”, ha señalado.

Pagni ha considerado que revertir la situación pasa por “regenerar la política, los partidos y darse estructuras”, además de apostar por “la expansión de la clase media, a la que estos modelos populistas odian”. “La clase media es un antídoto para el populismo porque es mercado”, ha dicho. Ha añadido además que “hay que formular una idea de futuro”, y ese es, a su juicio, “el déficit” de los movimientos opositores latinoamericanos frente a los sistemas populistas. “Me parece que todavía falta para que puedan constituir un discurso más atractivo que el de los líderes populistas”, ha considerado Pagni, para quien, no obstante, “ese momento no está lejos de llegar porque las condiciones económicas en que estos sistemas han prosperado están fenomenalmente debilitadas”.

Por su parte, Álvaro Vargas Llosa ha emplazado a “las democracias latinoamericanas liberales, relativamente sólidas, modernas y que entienden la globalización y la economía de mercado” a “asumir la responsabilidad de ayudar a los que sufren las dictaduras, para que no acaben socavando las bases institucionales de América Latina, todavía muy frágiles”.