Desde hace 4 años, Fundación Repsol y Fundación Santa María la Real impulsan la Alianza para la Transición Energética Inclusiva[1], una iniciativa que busca dar respuesta a los grandes retos laborales y sociales derivados de la transición energética. Esta alianza cuenta hoy con más de 100 entidades y empresas del ámbito social.
Las actividades de la Alianza se centran en varios ejes:
Apoyo a personas vulnerables, ya que colabora con entidades públicas y privadas para desarrollar soluciones sostenibles que ayuden a los colectivos más vulnerables a enfrentar los desafíos de la transición energética.
Formación: Se prepara a profesionales en empleos emergentes relacionados con la transición energética, a través de programas de formación orientados a las nuevas exigencias del mercado laboral.
Generación de conocimiento compartido: La colaboración entre entidades públicas y privadas permite desarrollar soluciones y estrategias a medio y largo plazo para enfrentar los desafíos de la transición energética.
Empleabilidad de colectivos vulnerables: La Alianza lucha contra la desigualdad mediante programas de capacitación laboral dirigidos a colectivos vulnerables, con el fin de responder a las necesidades del sector.
Investigación y desarrollo: Se identifican las demandas del mercado laboral actual ante los desafíos que nacen de la transición energética.
Apoyo a entidades: La Alianza impulsa soluciones y estrategias proactivas de empleo para apoyar a entidades sociales y empresas durante su proceso de transformación.
Generación de comunidad: Se crea una red de aliados y agentes clave que unen sus recursos para alcanzar objetivos comunes, mejorando las pautas de actuación y creando importantes sinergias.
En resumen, la Alianza para la Transición Energética Inclusiva trabaja en múltiples frentes para asegurar que la transición energética sea de verdad inclusiva y sostenible, proporcionando apoyo y oportunidades a los colectivos más vulnerables y fomentando la colaboración entre diversas entidades para enfrentar los retos laborales y sociales de esta transformación.
En España, las mayores oportunidades en la transición energética para colectivos vulnerables se encuentran en la creación de empleos verdes y en la formación en nuevas competencias relacionadas con la sostenibilidad y la eficiencia energética. Sin embargo, los retos son numerosos: la pobreza energética, el desempleo, la baja cualificación en los nuevos perfiles profesionales requeridos, la falta de digitalización y la falta de formación en competencias, por mencionar algunos.
En 2024, bajo el paraguas de esta iniciativa, se puso en marcha el “Programa de Innovación Social en Economía Verde” en el que 17 entidades sociales han trabajado desarrollando soluciones y proyectos innovadores durante todo el año. El objetivo del programa es multiplicar el impacto, impulsando directamente a profesionales de entidades y empresas que trabajan con personas vulnerables y que quieren abordar problemáticas sociales con un enfoque innovador.
Tras el programa, las entidades han alcanzado un incremento del 49,6 % en sus capacidades de gestión de proyectos, según la evaluación pre y post realizada. Además, el 100 % de las entidades manifestaron mejorar su capacidad para generar nuevos proyectos sociales y ambientales, demostrando el impacto positivo del programa.
Los participantes resaltaron especialmente el acompañamiento técnico recibido, el cual permitió personalizar las soluciones propuestas para cada proyecto y entidad, incrementando su efectividad en el desarrollo de iniciativas locales de impacto.
Se han abordado retos como la repoblación rural, el desempleo en colectivos vulnerables, la gestión de residuos y la dinamización de espacios urbanos, destacando también la sostenibilidad económica interna como un eje transversal del programa.
Uno de los factores clave del éxito del programa ha sido la implementación de metodologías innovadoras como Design Thinking y Lean Startup, así como el networking entre participantes, que ha generado aprendizajes colectivos y sinergias duraderas.
En este proceso, las entidades han destacado la utilidad de las herramientas formativas y el acompañamiento personalizado, el programa incluyó 40 horas de sesiones con expertos y más de 90 horas de asesoramiento individual. Este acompañamiento ha sido clave para garantizar el desarrollo de proyectos finales que integren diseño, impacto, financiación y estrategias de comercialización.
Entre las sesiones más valoradas se encuentran aquellas relacionadas con la financiación de proyectos verdes y la inversión de impacto, que refleja la importancia de estos temas para las entidades en su búsqueda de modelos sostenibles y viables.
El programa ha permitido a las entidades presentar 17 proyectos finales completos, superando el objetivo inicial previsto. Estos proyectos incluyen elementos clave como la previsión de impacto, planes de financiación y estrategias de venta y difusión, lo que asegura su viabilidad económica y sostenibilidad a largo plazo.
De cara al futuro, tenemos retos por delante. Por ejemplo, cómo diversificar fuentes de financiación. En este sentido hay opciones sobre la mesa y en esto han contribuido enormemente los Fondos Next Generation. También creemos que es fundamental desarrollar nuevas fuentes de financiación propias a través de alianzas y el apoyo de expertos, así como iniciativas para fomentar el emprendimiento de proyectos empresariales viables e innovadores a nivel nacional.
También es necesario ampliar los espacios de intercambio para promover colaboraciones intersectoriales y la cocreación de proyectos conjuntos, generando y fortaleciendo la red de innovación social.
Para que el Tercer Sector pueda abordar los compromisos sostenibles y los desafíos del futuro también tienen el desafío de avanzar hacia modelos sostenibles de impacto y cómo mejorar la medición de métricas clave. Esto implica no solo implementar prácticas que generen beneficios sociales y ambientales, sino también asegurar que estas prácticas sean económicamente viables a largo plazo. La medición de impacto permite a las entidades sociales evaluar la efectividad de sus iniciativas y demostrar el valor de su trabajo.
El compromiso por seguir impulsando este “Programa de Innovación Social en Economía Verde” ha tenido muy buena respuesta y demuestra el valor del programa como herramienta para generar soluciones locales con un impacto social y ambiental significativo.
Creemos que los encuentros entre entidades de distintos ámbitos sirven para reflexionar y fomentar la colaboración intersectorial y la integración de colectivos vulnerables en la transición energética.
Cuando la Alianza para la Transición Energética Inclusiva comenzó su andadura no existían en España iniciativas como esa. Ahora se ha avanzado mucho y son muchos los proyectos que buscan poner en el centro a los colectivos vulnerables para garantizar que la transición energética no deje a nadie fuera, pero aún tenemos mucho por hacer y trabajar. Seguiremos tendiendo puentes siempre que exista una necesidad que tenga que ser cubierta y se tengan en cuenta todas las voces que quieran participar de esta transformación.
Alianza para la Transición Energética Inclusiva