La Agenda de libertad 2007 sostenía tanto que América Latina es una parte sustancial de Occidente como que la región se hallaba ante el dilema de elegir entre el camino del progreso, la democracia y la apertura al mundo, o el camino del populismo, el atraso y la irrelevancia. Cinco años después, la Agenda de libertad 2012 muestra cómo la mayoría de los países latinoamericanos ha escogido la mejor senda. América Latina es ahora más próspera, mayoritariamente democrática y goza de una gran oportunidad para consolidar su desarrollo. Sin embargo, aún es necesario que resuelva algunos desafíos clave: consolidar sus clases medias, combatir con el Estado de Derecho la violencia y adquirir un papel protagonista en los asuntos globales. América Latina, con la fuerza de las ideas de libertad y democracia, está en condiciones de situarse en la vanguardia de las naciones.