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Aznar y otros expresidentes iberoamericanos firman la ‘Declaración de Madrid’

El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, ha presentado la ‘Declaración de Madrid’ junto con otros exjefes de Estado y de Gobierno miembros de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) durante el V Diálogo Presidencial ‘Ahora o nunca’ celebrado recientemente. El texto, que se presenta en el contexto de la crisis sanitaria y económica global provocada por la pandemia del COVID-19, asegura que “América Latina existe. Existe como continente propio, como bloque económico, como región surcada por innumerables lazos comunes históricos, culturales y de todo tipo. A pesar de los permanentes intentos disgregadores, el sueño de una Latinoamérica que use todo su potencial de forma inteligente e integrada persiste”.

Hasta el momento, además de José María Aznar, refrendan esta declaración los exmandatarios Felipe Calderón (México), Laura Chinchilla (Costa Rica), Eduardo Frei (Chile), Osvaldo Hurtado (Ecuador), Luis Alberto Lacalle H. (Uruguay), Mauricio Macri (Argentina), Jamil Mahuad (Ecuador), Andrés Pastrana (Colombia), Ernesto Pérez-Balladares (Panamá), Jorge Tuto Quiroga (Bolivia) y Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica).

La declaración subraya que “el abandono de la idea de Latinoamérica como un continente común, su consideración como una mera suma de países la situaría en la antesala el desastre ante los riesgos que la inevitable coyuntura nos impone”. El texto alerta también de que “podría caerse en la tentación de utilizar la pandemia como coartada para frenar, paralizar o postergar la agenda institucional y económica que necesitaba y necesita urgentemente la región al objeto de extraer su potencial y poder competir con otros bloques mundiales emergentes”. En este sentido, los expresidentes coinciden en que “la salida de la crisis de Latinoamérica no puede ser defensiva. La agenda latinoamericana de futuro basada en la defensa de la democracia, del Estado de Derecho, de la libertad de las personas y de la estabilidad económica e institucional, no sólo no debe postergarse sino acelerarse al máximo; incluso para conjurar los graves desafíos que hoy se le plantean a la institucionalidad democrática en no pocos países de la región”.