Grupo de Análisis FAES
Zelensky es un populista sin programa que ha conseguido la victoria por prometer lo habitual en Ucrania: acabar con el nepotismo, la corrupción y la impunidad; superar el estancamiento económico y liberarse de la interdependencia con Rusia.
El resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Ucrania –la victoria cómoda del actor cómico Volodymyr Zelensky (30,3%), seguido por el actual presidente Petró Poroshenko con 15,9% de los votos– refleja que los ucranianos rechazan el actual statu quo de la política de su país. El discurso patriótico y antirruso que ha marcado la campaña de Poroshenko no le ha librado de lo que es: un símbolo de la decepción por la lentitud de las reformas, por la corrupción perpetuada, por la erosión del estado de Derecho y de las instituciones democráticas tímidamente surgidas después de la Revolución de Maidán y la caída del Gobierno de Víktor Yanukóvich en 2014. Bajo la presidencia de Petró Poroshenko, muchos de los oligarcas han estado protegidos o han podido continuar su antigua forma de hacer política controlando los medios de comunicación e impidiendo las reformas económicas, políticas y judiciales.
La contundente victoria de Zelensky –actor que se hizo famoso por ser el personaje principal de una serie de televisión de enorme éxito, en la que interpretó a un maestro honesto que llega a ser elegido presidente– confirma la falta de liderazgo político en Ucrania. Zelensky ganó en todas las regiones del país excepto en cinco (las más occidentales) y, a menos que haya un revés importante, puede estar a punto de convertirse en Presidente de Ucrania en la segunda vuelta electoral del próximo 21 de abril.
Es difícil saber lo que significa realmente la victoria de Zelensky en esta primera vuelta, pero sí es seguro que la campaña para la segunda va a ser desagradable. Ambos candidatos seguirán con su discurso electoral: Poroshenko ya ha sugerido que Zelensky fue apoyado por Rusia y que es un “títere” del oligarca Igor Kolomoisky, enemigo del actual presidente y propietario del canal de televisión que le dio la popularidad. El cómico, por su parte, promete acabar con la corrupción y la inmunidad de los políticos y llegar a un acuerdo con Rusia sobre el conflicto en Donbas.
Poroshenko es un presidente caducado, que no ha sido capaz de cumplir sus promesas. Zelensky es un populista que no ha articulado ningún programa político o económico, pero que ha conseguido la victoria por prometer aquello que todos candidatos presidenciales han venido prometiendo en Ucrania desde 1991: acabar con el nepotismo, la corrupción y la impunidad; superar el estancamiento de la economía ucraniana y liberarse de la interdependencia con Rusia. Hay que considerar que actualmente Ucrania ocupa el puesto 122 de los países con mayor corrupción (siendo 180 el puesto del más corrupto).
El próximo 21 de abril se verá si Zelensky, presidente en la serie de ficción, se convierte en el presidente real del Gobierno de Ucrania. Lo que no se verá es lo que exactamente significará esta victoria para Ucrania, ya que su programa carece de propuesta políticas concretas.