Anotaciones FAES 33
“Concierto fiscal solidario”, esa es la versión con la que la neolengua socialista pretende escamotear a los ciudadanos la desarticulación financiera del Estado, el atropello a la igualdad y la instalación del poder político en la arbitrariedad ¿Cuántas veces la ministra de Hacienda, la portavoz del Gobierno y la portavoz del PSOE negaron que el Concierto fiscal estuviera en la mesa de negociación de la investidura de Salvador Illa? Da igual, porque una vez más la palabra de Sánchez y los presuntos compromisos del Gobierno socialista no valen ni la tinta en que se escriben. En esto debe consistir “el gobierno de coalición progresista”. El pacto con ERC cruza el límite de la apropiación partidista del Estado, de la utilización para finalidades sectarias de los intereses intocables de los ciudadanos, desentendiéndose de la propia sostenibilidad financiera del Estado. A la izquierda no le queda más que su propia pulsión de poder y la sujeción caudillista a Pedro Sánchez.
El pacto de los socialistas con los independentistas de ERC no es admisible bajo ningún punto de vista. No habrá letra pequeña que atenúe la asunción del principio de concierto que carece de legitimación constitucional –a diferencia del País Vasco y Navarra–, de soporte estatutario –a diferencia de País Vasco y Navarra– y que exigirá una reforma de la ley orgánica de financiación autonómica para sacar a Cataluña del régimen común.
De nuevo, la versión tranquilizadora será la de señalar que las cosas no son tan graves, que, en el fondo, los socialistas han vuelto a engañar a ERC y que al final, como ocurrió con la mesa de negociación, todo quedará en nada. En esa versión que ya se está vendiendo no se sabe si impresiona más el cinismo de los que la propalan o el papelón de verdadero “pagafantas” que los socialistas atribuyen a ERC, por más que ese papel no resulte del todo inmerecido.
En todo caso, el pacto –si es que así puede llamarse– habrá que votarlo en el Parlamento y los llamados barones socialistas que, con razón, han reaccionado contra el acuerdo, deben recordar que los votos no se explican sino que se cuentan. Tienen el deber de tomar la posición política concreta y vincular a los representantes parlamentarios de esas comunidades. De la misma manera, el Partido Nacionalista Vasco tendrá que hacer frente a su responsabilidad de permitir con su apoyo a Sánchez que el Concierto Económico, la singularidad institucional vasca y navarra, fundada en el amparo constitucional de los derechos históricos de los territorios forales, se convierta en un producto de mercadeo partidista. Y a todos los que deben hacer la cuentas, les toca hacerlas y decirlas.