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El derecho a decidir de Sánchez

Anotaciones FAES 51

El muro de Sánchez no es una necesidad impuesta por la sociedad de socorros mutuos que lo sostiene a él y a sus socios, sino una vocación. Si Sánchez no acude al Parlamento para desarrollar un plan razonable destinado a fortalecer la Defensa española y europea no es porque no exista una mayoría suficiente para hacerlo sino porque existe, si se consideran los votos del PP. El socialismo español vive una doble vida, invocando incansablemente la idea de una sociedad internacional basada en reglas, pero pulverizando las reglas nacionales, las escritas y las que no lo están. Si se toman los fundamentos morales y jurídicos de los discursos de Sánchez y de Albares sobre la sociedad basada en reglas con motivo de Ucrania, lo que sale es una impugnación integral de la trayectoria política de Sánchez. Y de Zapatero, por supuesto, que inauguró en 2005 la relación especial del PSOE con Putin. Asombra que se diga que quien rompe las reglas no puede ser remunerado mientras se profundiza el sometimiento de la ley al capricho del golpismo secesionista.

Y al fondo de todo esto, una única norma para someter a todas las normas, la que afirma, informalmente de momento, que el Tribunal Constitucional no existe para interpretar razonadamente, jurídicamente, la voluntad del pueblo español sino para interpretar arbitrariamente, políticamente , que la voluntad del pueblo español ha hecho presidente a Sánchez y que, en consecuencia, cuanto se oponga o dificulte su voluntad puede y debe ser relativizado o incluso ignorado en beneficio de las necesidades de Sánchez, porque eso es respetar la voluntad de las urnas. Es decir, una Constitución que no es ya ni marco, ni fundamento, ni regla, ni límite, ni siquiera un epígrafe más en un programa de partido, también ignorado, sino un poder autogenerativo a favor de quien ni siquiera ganó las elecciones, sino sólo una investidura muy precaria en un Congreso al que desprecia. El derecho a decidir de Sánchez.