En su intervención parlamentaria del día 19 de abril, Pedro Sánchez, además de afirmar que Marruecos es “nuestra puerta de entrada en África”, lo que obliga a preguntarse por la ubicación geográfica de partes del territorio nacional de España, llamó la atención sobre un hecho cierto: Putin ha llegado hasta la invasión de Ucrania después de muchos años de cesiones y errores jalonados por sucesos trágicos.
El problema para Sánchez es que esas declaraciones sacan los colores a su partido. Lo que vivimos hoy en Ucrania tiene causas que vienen de lejos, ciertamente, y una de ellas, especialmente importante, es el juego irresponsable que algunos decidieron jugar con el señor Putin hace algunos años. Entre ellos, y muy destacadamente, José Luis Rodríguez Zapatero.
Conviene recordar la foto de París de marzo de 2005 en la que Chirac, Schröder y Zapatero consumaban la fractura europea que habían patrocinado y reían las gracias de Putin, que vio en ellos su oportunidad de dividir y de debilitar a Europa: abandono del Tratado de Niza y del Pacto de Estabilidad, y debilitamiento de la Alianza Atlántica. Y Putin la aprovechó. Lo viene haciendo desde entonces por todos los medios a su alcance. También en España, especialmente en Cataluña, como ha acreditado ya el Parlamento Europeo.
La foto de aquella Europa rendida a Putin creó la dependencia que ahora pagamos, y lo hizo a lo grande, invocando nada menos que una “comunidad de destino entre Europa y Rusia”. “El eje París-Berlín-Madrid sienta las bases para establecer una ‘comunidad de destino’ con Moscú”, tituló el diario El País, citando la expresión de Chirac en nombre del trío. Solo que, en realidad, ese eje no era con Madrid, era con Ferraz.
Lo que Sánchez dice ahora de Ucrania es una retractación del socialismo español, pero debe preocupar, y mucho, que Zapatero, cuyas amistades son extremadamente peligrosas y cuyas ideas son extremadamente destructivas, vuelva a ocupar un papel relevante. Nadie ha debilitado tanto a España en el exterior como él. El Putin de hoy trae causa de esa foto del eje Moscú-Berlín-París-Ferraz.
No se puede hablar de Ucrania y de Putin en los términos en los que lo hace Sánchez y al mismo tiempo recuperar a Zapatero como referencia socialista. O se toma en serio la amenaza de Putin o se toma en serio a Zapatero, pero las dos cosas a la vez no pueden ser. Si Ucrania entra en la agenda, Zapatero tiene que salir de ella. Quien combate a Putin por Ucrania no puede compartir escenarios con Zapatero. Así de sencillo. Lo demás, como tantas veces, es mentir a los españoles.