El pasado domingo 20 de junio se celebró la primera vuelta de las elecciones para elegir las Asambleas de las 13 regiones y 4 colectividades de ultramar. Y por primera vez en la historia de la Quinta República francesa, unas elecciones regionales han coincidido en fecha con las elecciones departamentales de los 96 consejos provinciales, que tradicionalmente se habían denominado “elecciones cantonales” desde finales del siglo XIX.
La jornada electoral del domingo 20 de junio ya comenzó con sobresaltos a lo largo de toda la geografía francesa. Desde las ocho de la mañana comenzaron a denunciarse en redes sociales y en algunos medios de comunicación regionales la desorganización de las mesas electorales en algunos ayuntamientos; sobre todo en algunas ciudades que habían cambiado el gobierno municipal el pasado septiembre tras las elecciones municipales de 2020. Destacaba la escasez de material electoral y la incomparecencia de los miembros de las mesas electorales en diferentes ciudades, lo que dio lugar a denuncias públicas ante la falta de recursos para arreglar esta situación en una jornada donde las previsiones de participación electoral ya eran pesimistas. Las mesas abrieron finalmente, pero los votantes no aparecían.
Y las previsiones negativas se hicieron reales durante la tarde con los bajos datos de participación electoral. Al cierre de las urnas, a las ocho de la tarde, cayó el telón y se vio la cruda realidad. Una abstención récord, de un 68%, la más alta de la historia electoral desde la Segunda Guerra Mundial. Además, entre los jóvenes menores de 25 años, esta superaba el 80%, algo insólito en una nación que tiene abierto el debate político acerca de rebajar la edad para poder votar a los 16 años e incentivar la participación de los más jóvenes en las instituciones políticas.
En cuanto a los resultados, las encuestas publicadas durante la campaña acertaron con los ganadores. Todos los presidentes regionales se presentaban a la reelección en las 13 regiones de la Francia metropolitana, por lo que, tras la prohibición de actos electorales multitudinarios durante la campaña electoral, estos han sido los grandes beneficiados de la jornada. De esta manera, todos los presidentes regionales (excepto el de la región de Provenza) se han convertido en ganadores de la primera vuelta en sus territorios, lo que ha venido a confirmar que, en tiempos de zozobra, los electores apuestan por los candidatos que ya conocen y cuya gestión aprueban, a pesar de las tensiones acumuladas en los meses de confinamiento por causa de la pandemia global. Destacan los buenos resultados de seis de los presidentes conservadores y de centro, que han obtenido entre el 36 y el 44% de los sufragios en las regiones de Auvernia-Ródano-Alpes, Gran Este, Altos de Francia, Isla de Francia, Normandía y País del Loira.
Son estos unos excelentes resultados para su familia política en unos comicios celebrados en momentos muy complicados. Y se han logrado sin tener un líder nacional claro, aplastados en los medios de comunicación entre los centristas de Emmanuel Macron y su formación, La Republique en Marche, y los anunciados buenos resultados –al menos en las encuestas– de Rassemblement National y su líder nacional Marine Le Pen. Y es que las elecciones previas no habían sido tampoco positivas para Les Republicains, pues habían obtenido muy malos resultados en las europeas de 2019 y, aunque ganaron por la mínima las municipales de 2020, la pérdida de emblemas como Marsella o Burdeos no auguraba nada bueno, alejados como están del poder en las instituciones nacionales desde 2012. Pero la implantación local ha servido y esta vez han vencido claramente en esas seis importantes regiones de Francia, las más ricas y pobladas de la nación.
Así pues, el éxito de los conservadores parece consolidado salvo en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, donde el juego de las alianzas y el tirón del candidato de RN, Thierry Mariani (un antiguo líder regional del partido conservador), le ha convertido en vencedor de este escrutinio con el 36,4% de los votos, desplazando a la segunda plaza con el 32% al actual presidente de LR en la región, Renaud Muselier, y quedando la izquierda muy alejada, con un 16,9%. En todo caso, el pacto republicano para evitar el gobierno de la derecha antieuropea de RN en ninguna institución de la República se cumplirá finalmente, a pesar de las reticencias de los partidos de la alianza de izquierdas. Este duelo a dos facilitará que se evite el triunfo de Mariani en segunda vuelta, como ya ocurrió en 2015 contra la candidata del Front National, Marion Maréchal Le Pen, aunque ello dejara a las fuerzas de izquierdas fuera de la Asamblea regional, algo que podría volver a suceder en esta nueva legislatura.
En cuanto a las formaciones de izquierda, han ganado en primera vuelta en las cinco regiones que actualmente gobiernan: Nueva Aquitania, Occitania, Centro-Valle del Loira, Borgoña-Franco Condado y Bretaña. Pero sus resultados (entre el 24 y el 40%) son menos concluyentes que el de los conservadores, debido a la actual desmovilización de su electorado. Tienen posibilidades de mantener el gobierno en al menos tres de esas regiones, pero en Bretaña y Centro-Valle del Loira, el resultado final aparece muy abierto y no podremos tener nada seguro hasta avanzada la noche del 27 de junio. Desde que la izquierda perdió el poder en 2017 sus distintas formaciones no parecen capaces de superar sus desavenencias. La izquierda francesa se desmiga en diferentes grupos de socialdemócratas, comunistas, trotskistas, ecologistas y anticapitalistas incapaces de elaborar una alternativa creíble y unitaria al poder del liberal Emmanuel Macron o al poder más cercano en manos conservadoras de LR. A pesar de movimientos sociales de agitación social como los “chalecos amarillos”, no logran recoger esa fuerza en las urnas. Y no se auguran cambios para las elecciones presidenciales del año próximo.
Y en cuanto a Rassemblement National, por primera vez desde la llegada a la presidencia de Marine Le Pen, ha obtenido peores resultados que lo que le auguraban las encuestas previas a la jornada del domingo, ya que no ha sabido movilizar el descontento social de los ciudadanos, que se han venido quejando de la mala situación económica actual y de la cuestionable gestión de todo lo relacionado con la pandemia, las vacunas y el confinamiento a causa de la COVID-19. Solo ha conseguido ganar la primera vuelta en Provenza y quedar en segundo lugar en Centro-Valle del Loira, Altos de Francia e Isla de Francia, pero muy alejados del ganador y sin posibilidades reales de alianzas que les permitan crecer en la segunda vuelta, por lo que su posibilidad de triunfo se centra exclusivamente en Provenza. Es cierto que los candidatos de RN se han venido quejando durante semanas de no poder celebrar actos públicos de carácter electoral, pero los resultados han deshecho esa idea incierta de la fuerza del proyecto de Marine entre los electores de los pequeños y medianos municipios, lugares donde han vuelto a fallar a la hora de llegar a un electorado que sigue apostando por los partidos tradicionales del sistema de la República.