Idioma-grey

Elecciones en Emilia-Romaña y Calabria, ¿preludio de unos posibles comicios generales anticipados?

Share on facebook
Share on twitter
Share on email
Share on whatsapp
Share on linkedin

Aunque a la actual legislatura en curso le quedan más de tres años de vida (las elecciones deberían ser convocadas en marzo o abril de 2023), la realidad es que este 26 de enero la actual coalición de gobierno en Italia se enfrenta a una auténtica prueba que puede poner ante una muy difícil tesitura al segundo Ejecutivo presidido por el jurista Conte. En efecto, ese día se celebran elecciones en dos lugares clave para las dos principales formaciones del actual Ejecutivo: Emilia-Romagna, feudo inexpugnable de la izquierda italiana desde hace décadas y por ello clave para el futuro del Partido Democrático (PD); y Calabria, donde el Movimiento Cinco Estrellas literalmente arrasó en las elecciones generales de marzo de 2018 (prácticamente uno de cada dos calabreses votó a este partido). En ambos casos, el rival que trata de batirles no es otro que el centroderecha liderado por Matteo Salvini, líder de la Liga y candidato claro para hacerse con la presidencia del Consejo de Ministros en un tiempo cada vez más cercano.

Debe tenerse presente, lo primero de todo, que en las pasadas elecciones europeas del 26 de mayo Salvini derrotó ampliamente a ambos partidos: mientras al PD le sacó casi doce puntos de ventaja (34% frente a 22%), en el caso del Movimiento Cinco Estrellas la ventaja se amplió hasta los diecisiete puntos (el citado 34% frente a un paupérrimo 17% del partido encabezado por Luigi Di Maio). Además, en las últimas elecciones celebradas en el país (en concreto, para el gobierno de Umbria, octubre de 2019), PD y Cinco Estrellas decidieron presentarse de manera conjunta y el tiempo se encargó de demostrar que la elección no pudo ser más desacertada: la victoria fue de nuevo para el centroderecha, pero esta vez por una diferencia de casi veinte puntos, algo realmente abrumador. Así que no resulta de extrañar que Cinco Estrellas y PD se estén preparando para la debacle definitiva, aunque la realidad es que aún no está todo perdido.

Comencemos por Emilia-Romagna. La segunda región más rica del país ha sido siempre por excelencia la más “rossa” (roja, esto es, muy de izquierdas) del conjunto nacional. De manera que el único partido que desde que se instituyera la I República en junio de 1946 ha vencido al ya extinto Partido Comunista de Italia (PCI) ha sido la también extinta Democracia Cristiana (DC). Con capital en la ilustre ciudad universitaria de Bolonia, en este momento se encuentra gobernada por el PD, pero, claro está, la última victoria electoral (enero de 2015) tuvo lugar en el apogeo de Matteo Renzi, por aquel entonces no solo líder del PD sino también primer ministro. Ahora Renzi ni siquiera milita en este partido, ya que a mediados de septiembre fundó su propio partido, Italia Viva, y, aunque su formación no se presenta a estos comicios, el voto más templado del PD se ha ido con él, lo que debilita las posibilidades electorales de la formación de centroizquierda de cara a revalidar mandato.

Paralelamente a todo esto, debe recordarse que ha sido en los meses pasados cuando surgió un llamativo movimiento social conocido como ‘Las sardinas’, que tuvo su primera aparición precisamente en Bolonia. Liderado por jóvenes no vinculados a ningún partido, se les conoce así porque se presentaron en las plazas de las principales ciudades del país apelotonados como “sardinas en lata” y con una reivindicación clara: parar al soberanismo ultranacionalista de Matteo Salvini. El problema es que, al menos de momento, ello no se traduce en voto directo al principal rival de Salvini, que no es otro que el PD, ya que los jóvenes hace ya tiempo que no confían en la izquierda italiana. A pesar de ello, el secretario general de este partido (Nicola Zingaretti) está haciendo lo posible por captar este voto, ya que sabe que puede ser determinante para retener el gobierno de Emilia-Romagna: será el día 26 cuando sepamos si finalmente lo ha logrado, pero ciertamente es una buena señal para la izquierda que en esta región la juventud italiana, a diferencia de lo que sucede en otras zonas del país, esté en contra de un Matteo Salvini que lleva año y medio coleccionando victorias (Cerdeña, Abruzzos, Basilicata, etc.) frente al PD y al Movimiento Cinco Estrellas.

También debe tenerse en cuenta que la candidata que presenta Salvini, la senadora Lucia Borgonzoni, no es precisamente un puntal dentro de su partido. Nacida en la capital de Emilia-Romagna en septiembre de 1976, es administradora local de profesión. Desde el punto de vista político, su carrera se inició precisamente en marzo de 2018, cuando fue elegida senadora por Bolonia, entrando en el primer Gobierno Conte como subsecretaria del Ministerio de Bienes Culturales. Así que, como podemos comprobar, no se trata de una candidata de mucho peso, si bien es cierto que la ‘marca’ la lleva Salvini, como sucedió en Umbría a finales de octubre pasado, donde realmente el vencedor no fue la senadora Donatella Tesei, sino el propio Salvini, que echó el resto en unos comicios para él muy importantes tras su abrupta salida del primer Gobierno Conte en la primera semana de septiembre de 2019.

Teniendo en cuenta que el Movimiento Cinco Estrellas nada tiene que hacer en esta región y que la Italia Viva de Renzi no se presenta, da la impresión de que van a ser unas elecciones muy reñidas: si el PD consigue retener el gobierno de la región, logrará parar por primera vez la dinámica vencedora de Salvini y el centroderecha; pero, si la pierde, entonces lo esperable es que Salvini pida de inmediato la convocatoria de elecciones anticipadas teniendo en cuenta que para ese momento controlará más de la mitad del poder regional y que las encuestas siguen dándole al centroderecha, mes tras mes, un 50% de intención de voto, frente al 35% que suman PD y Cinco Estrellas. Así que, como decíamos al inicio de esta contribución, estas elecciones pueden constituir el auténtico preludio de unos nuevos comicios generales. Recordemos además que la situación es propicia para ello: se acaban de aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el año 2020, la actual coalición de gobierno se encuentra en guerra permanente (el último tema ha sido la cuestión de la prescripción de los delitos, que ha enfrentado a Renzi con el PD) y el país necesita un Gobierno fuerte para afrontar unas reformas cada vez más necesarias y que el actual Ejecutivo no parece en condiciones de abordar.

Sin embargo, la clave del futuro del actual Gobierno puede no estar en Emilia-Romagna, de la que tanto se habla, sino en la meridional Calabria, y diremos por qué. Aquí quien se la juega frente a Matteo Salvini, como ya dijimos, no es el Partido Democrático (PD), sino el Movimiento Cinco Estrellas, porque lo que está en liza es la efectividad real sobre los votantes de las políticas que ha puesto en práctica desde que venciera en las últimas elecciones generales. En efecto, esta región es una de las cinco donde más demandas se registraron de peticiones de la llamada ‘renta de ciudadanía’, una especie de subsidio por una cuantía máxima de 780 euros para familias sin recursos. Desde el verano pasado, esta ‘renta de ciudadanía’ está funcionando, si bien en muchos casos la cantidad recibida por los peticionarios no es precisamente la citada de 780 euros, sino bastante menos, porque debe recordarse que, al poder incrementarse el objetivo de déficit en los PGE de 2019 solo en 1,2 puntos (se pasó del 0,8% del Gobierno Gentiloni al 2,04% del Gobierno Conte), el gasto público ha sido mucho menor, y ello ha afectado muy directamente a la llamada ‘renta de ciudadanía’.

No obstante, se trata de una cuantía más que estimable la recibida por ciudadanos calabreses, así que veremos cuál es su comportamiento electoral. Recordemos que, según un estudio del Instituto Ipsos (una de las instituciones demoscópicas del país más prestigiosas), en las Elecciones Europeas del pasado 26 de mayo el 38% de los votantes del Movimiento Cinco Estrellas en marzo de 2018 decidieron quedarse en casa, así que, ¿saldrán ahora a votar cuando se encuentra más en riesgo la continuidad de una ‘renta de ciudadanía’ que solo defiende realmente este partido por mucho que el PD haya aceptado, como también Matteo Renzi, incluirlo en los PGE de 2020? Veremos lo que sucede, aunque la realidad es que son muchas las incógnitas al respecto, e igualmente la cifra de voto oculto.

Ciertamente, he aquí la clave de todo el asunto, porque lo que se viene constatando desde hace tiempo es que los parlamentarios del Movimiento Cinco Estrellas se encontraban y siguen encontrándose mucho más identificados con Matteo Salvini que con el PD. Prueba de ello es que hace unas semanas tres senadores de Cinco Estrellas decidieron pasarse a las filas de la Liga, y ahora se acaba de añadir uno más. De tal manera que si se produce una nueva debacle de este partido en una de sus principales regiones, quedará claro que el liderazgo de Luigi Di Maio está más que amortizado y que el futuro está en un partido, el de Salvini, que acogería de muy buen grado a los parlamentarios que decidieran desertar de Cinco Estrellas si ello le allana el camino hacia la presidencia del Consejo de Ministros. Con lo que la actual mayoría de gobierno podría desaparecer, aprovechando el momento Salvini para presentar una moción de confianza que seguramente acabaría ganando y que obligaría al presidente Mattarella a disolver el Parlamento y a convocar elecciones para la primavera de este año.

Si, por el contrario, el Movimiento Cinco Estrellas es capaz de parar su caída en Calabria, entonces el segundo Gobierno Conte podrá tener más continuidad en el tiempo. Así que veremos lo que sucede, pero lo que resulta evidente que es que la actual coalición de gobierno pone en juego su futuro político el último fin de semana de enero. Una vez más, Italia está ante su enésima encrucijada política, cuya resolución sabremos en solo unos días.