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En recuerdo de Gary S. Becker (1930-2014)

Me gustan los economistas que, más allá de inventar cosas, son recordados por saber explicar la realidad que les rodea y por hacerla comprensible a sus semejantes. Me gustan los economistas que no mueren, sino que sobreviven a los problemas que les toca vivir y sus soluciones empapan generaciones futuras. Me gustan los economistas contundentes en la sencillez, implacables en la lógica, aplastantes en la evidencia. Así era y así seguirá siendo el Premio Nobel de Economía y catedrático de Economía y Sociología de la Universidad de Chicago, Gary Becker. «

Miguel Marín Cózar es director del Área de Economía y Políticas Públicas de la Fundación


Me gustan los economistas que, más allá de inventar cosas, son recordados por saber explicar la realidad que les rodea y por hacerla comprensible a sus semejantes. Me gustan los economistas que no mueren, sino que sobreviven a los problemas que les toca vivir y sus soluciones empapan generaciones futuras. Me gustan los economistas contundentes en la sencillez, implacables en la lógica, aplastantes en la evidencia. Así era y así seguirá siendo el Premio Nobel de Economía y catedrático de Economía y Sociología de la Universidad de Chicago, Gary Becker. Sus fórmulas magistrales eran simples y perfectas a la vez: un individuo + capital humano + incentivos = un parado menos. No necesitó ningún ingrediente adicional. Ni determinismos históricos, ni lucha de clases, ni demandas agregadas insatisfechas, ni amenazantes progresos tecnológicos. La economía para Gary Becker era pura, sin condimentos, sin especias que perturbaran la esencia. Cuando te asomas a la mirilla del individuo racional, como él hizo ejemplarmente, la economía adquiere cordura y plenitud. A veces es el bosque el que no nos deja disfrutar de la belleza de un árbol. Y eso Becker lo interpretó a la perfección. Su visión del individuo racional le permitió sobrepasar los límites de la economía tradicional para introducirse en terrenos para muchos pantanosos, en los que él nadaba sin esfuerzo: la familia, el matrimonio, la inmigración, la criminalidad. Gary Becker hizo grande la microeconomía.

En 2006, en FAES tuvimos la inmensa suerte de contar con su presencia en una clase magistral. Sirva el enlace a su conferencia de callado homenaje en un momento de España en el que tanta falta nos hacen ideas claras, principios y esencias, absortos como estamos entre tantas primas de riesgo, índices bursátiles y demás naderías volátiles.

Cualquier etiqueta doctrinal sería un corsé demasiado apretado para Gary Becker. Se ha ido un gran economista y ha nacido un clásico. Vaya desde aquí nuestro más sentido pésame a todos los que en algún momento disfrutaron de su existencia.

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