Florentino Portero, historiador y analista de política internacional, e Ignacio Cosidó, director del Centro para el Bien Común Global en la Universidad Francisco de Vitoria, han participado en este nuevo episodio de Diálogos FAES para analizar la crisis del vínculo transatlántico, el futuro de la OTAN, la redefinición estratégica de la Unión Europea y los desafíos del orden liberal en un escenario global marcado por la incertidumbre.
Florentino Portero: “La alianza atlántica será global o no será”
Portero ha advertido del riesgo de simplificar la relación entre ambos lados del Atlántico: “No caigamos en la tentación de que el vínculo atlántico va solamente de OTAN”. Asimismo, ha destacado la necesidad de adaptar las estructuras heredadas a un entorno radicalmente distinto: “Si queremos preservar algo como la OTAN tenemos que comprender que las circunstancias son distintas”.
Para Portero, la Alianza Atlántica arrastra un problema conceptual: “La OTAN histórica perdió la visión. Lo que tiene es una misión muy importante”. En su análisis, la crisis no es solo estratégica, sino intelectual: “El gran reto de nuestra era es intelectual. Es saber qué narices está pasando. Entender la complejidad de la situación”.
El experto ha insistido en que Europa debe definirse a sí misma: “Lo que sí percibimos los europeos es la necesidad de resolver quiénes somos y adónde vamos”. Y ha añadido que cualquier avance exige asumir los límites del socio estadounidense: “La Unión Europea lo primero que tiene que tener claro es lo que EE.UU. no va a hacer”.
Sobre el panorama geopolítico, ha alertado del peligro de cuestionar fronteras: “Abrir la veda de modificación de fronteras es sacar al monstruo del armario. Abrir ese melón es suicida para Europa”. También ha recordado que la interdependencia mundial impide consideraciones aisladas: “Estamos hiperconectados. La idea de que la península euroasiática es un teatro autónomo es anacrónica”.
Respecto al papel de Estados Unidos bajo Trump, Portero ha moderado la alarma: “Aunque Trump no lo sepa, nuestros intereses son los mismos. Nuestros valores son los mismos”. Por ello considera un error cuestionar la arquitectura transatlántica: “Sería un error garrafal romper algo tan valioso como el vínculo transatlántico”.
En su conclusión, ha defendido la necesidad de una visión estratégica propia en Europa: “Para equilibrar la visión norteamericana se necesita una visión europea, que no existe”. Y ha cerrado con una advertencia de largo alcance: “La alianza atlántica será global o no será”.
Ignacio Cosidó: “Creo que la alianza debe ser refundada”
Cosidó ha enmarcado el vínculo transatlántico en tres dimensiones fundamentales: “comunidad de valores, comunidad de intereses y un marco institucional, que es la OTAN, que articula y da consistencia, hace real este vínculo”. Sin embargo, ha defendido una actualización profunda del modelo: “Creo que la alianza debe ser refundada. Debemos hacerlo sobre premisas nuevas”.
En su opinión, la seguridad europea exige asumir mayores responsabilidades: “Los europeos tienen que hacerse más responsables de su propia seguridad”. Esto se vuelve urgente en un contexto de cambio en Washington: “Los intereses de EE.UU. han cambiado, se centran en la contención de China”. De ahí su mensaje claro: “Los europeos debemos elegir: o somos un lastre o somos un socio”.
Cosidó ha analizado la estrategia de Donald Trump: “Trump a veces genera un caos deliberado. En sus adversarios y aliados”. Y ha asegurado que el expresidente tiene un horizonte geopolítico definido: “Trump tiene un plan de remodelación del orden mundial. Lo que no me atrevo a decir es si el plan tendrá éxito o no”. Uno de los cambios clave, afirmó, es que “para Trump la democracia ha dejado de ser el vínculo esencial del orden mundial”.
En su análisis sobre China y Rusia, ha defendido un enfoque pragmático por parte de Washington: “Para la contención de China sería vital para Washington tener a Rusia como un aliado antes que como enemigo”.
Cosidó ha coincidido con Portero en la necesidad de reformular la Alianza Atlántica: “Es un momento de refundación. El esquema o modelo que teníamos no funciona. Si queremos mantener la alianza la tendríamos que repensar”. Y ha recorddo que “la guerra de Ucrania es vital para la seguridad europea”.
Mirando al futuro, ha sido tajante: “Apuesto claramente por una OTAN global”. Y ha señalado un elemento que, a su juicio, será crucial en la nueva etapa: “En esta nueva etapa son fundamentales las relaciones bilaterales. Eso redundará en que el vínculo transatlántico sea más fuerte”.