Navacerrada (Madrid), 04.07.12.- El historiador y Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales sir John H. Elliott ha participado esta mañana en el Campus FAES 2012. Durante su intervención ha afirmado que “el diálogo transatlántico es más necesario que nunca en un mundo globalizado”. “Siempre he visto a Gran Bretaña y a España como dos naciones a cuya situación geográfica y cuyo papel histórico les ha dado una oportunidad sin par para servir como puentes transatlánticos entre Europa y el mundo americano”, ha asegurado.
En este sentido, Elliott también ha subrayado que, “si bien el pasado atlántico de España ayuda a Europa a interpretar a los países del Nuevo Mundo y viceversa, también cabe reconocer que los viejos lazos transatlánticos hacen más arriesgado y difícil el proceso de interpretación de la historia”. A su juicio, el problema consiste en “evitar el resurgimiento de viejos rencores; tarea nada fácil si alguna empresa española da la impresión de ser demasiado poderosa o si el país se expone a críticas demagógicas de tipo nacionalista”. “No hay más remedio que responder con la máxima sensibilidad, algo que requiere el pleno reconocimiento de las razones por las cuales surgen alteraciones que parecen carecer de justificación”, ha añadido al respecto.
Sir John H. Elliott también ha señalado en esta línea, y en referencia a la ‘leyenda negra’, que la española y la latinoamericana es “una historia compleja que no se debe reducir a conclusiones simplistas”, tal y como ocurre con “las narrativas nacionalistas y antiespañolas, que han conseguido dominar el discurso”. “A nuevas épocas hay que asignarles nuevas perspectivas, que en este caso se reflejan en los principios de una revalorización de la contribución española a la historia de sus sociedades, que parecen tener un futuro mucho más prometedor, por parte de una nueva generación de historiadores iberoamericanos”.
En referencia a la Constitución de 1812, el historiador la ha distinguido al considerarla “una auténtica Constitución atlántica que unía a los españoles de ambos hemisferios en una sola nación con un solo cuerpo legislativo”, lo que dio “un nuevo sentido de identidad nacional”. Asimismo ha afirmado que “hay indicios de que el impacto de la Constitución y las Cortes de Cádiz en América fue mucho más profundo de lo que se ha pensado hasta ahora, ya que “representaron un valiente intento de transformar un régimen autoritario en uno constitucional en ambos lados del Atlántico en conformidad con los principios liberales y nacionales expresados en las revoluciones americanas y francesas y al legislar no solo para España sino también para el imperio de Ultramar, llevando a cabo un experimento constitucional único y extraordinario con consecuencias duraderas”.
Elliott también ha recordado que durante los años de las Cortes y la Constitución de Cádiz y por influencia de las mismas tuvo lugar en América “una auténtica revolución política y cultural que evolucionó al mismo tiempo que conduciría a la fragmentación del imperio de las Indias”. Fue el momento en el que “se sentaron en América las bases de una prensa libre y llegó al nuevo continente no solo el concepto sino también la práctica de la representación popular que transformó por completo el paisaje político y que llevó a las elecciones libres y a la consideración del Estado nacional como caso voluntario de ciudadanos libres con igual estatus”, ha afirmado.
Por último, el también Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales ha puesto de manifiesto cómo “la transición democrática de España sirvió como modelo a América Latina y cómo la España democrática ha seguido una política inteligente hacia los países de su antiguo imperio”. Con respecto a la misma, ha valorado como “especialmente valiosa” la política cultural, ya que “ha introducido a una nueva generación de iberoamericanos a las realidades de la España moderna y ha conseguido borrar muchos de los viejos estereotipos. Se trata solo de una pequeña minoría, pero tendrá una influencia importante en sus propios países”, ha concluido.