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FRANKENSTEIN DA EL PÉSAME

Es perfectamente posible que el suicidio en prisión del miembro de ETA Igor González Sola haya producido un impacto especial en la sesgada sensibilidad del presidente del Gobierno. Si es así, las exigencias de su empatía habrían quedado cumplidas con un pésame privado a la familia. Pero cuando el presidente del Gobierno -no Pedro Sánchez- hace una manifestación de pésame en el Senado, durante la sesión de control y precedido de una intervención del representante de Bildu, lo que Sánchez está haciendo es una declaración política con un significado inequívoco de gesto hacia los herederos políticos de ETA. Entiéndase que el hecho de que sea un gesto de nuevo condescendiente hacia los que no han condenado todavía uno sólo de los 853 asesinatos de ETA, no resta un ápice de gravedad a esta nueva escenificación de acercamiento a lo peor que circula por la política de nuestro país.

Cuando se produjo el obsceno pacto entre Podemos, PSOE y Bildu en el que las tres partes se comprometían a derogar íntegramente la reforma laboral advertimos: “Quien quiera engañarse negando las evidencias que se acumulan, puede seguir creyendo que esta indignidad es fruto algo alocado del apremio que sentía el Gobierno para asegurarse los votos que necesitaba en la votación de la quinta prórroga del estado de alarma». Los hechos demuestran que aquello no era algo ocasional. Ahora Sánchez se dispone a recomponer la “mayoría Frankenstein” con todos sus componentes: derogación de la reforma laboral, mesa de negociación con el independentismo catalán, promesa de indulto encubierto a los sediciosos convictos con la “reforma” de los delitos de sedición y rebelión, y ley de memoria, no ya histórica, sino “democrática” para compensar a la izquierda nostálgica de la ruptura y la confrontación. Y mientras tanto convierte los presupuestos en una trampa retórica en la que se discute mucho de lo que no existe porque el Gobierno no ha presentado un solo documento. Este -el de la recomposición de esa mayoría desestabilizadora para España- es el sentido del “profundo sentir” expresado por el presidente del Gobierno por el suicidio de alguien que, si hubiera podido, habría matado e hizo todo lo posible para que ETA siguiera matando -también a socialistas-, sabiendo que luego los actuales interlocutores de Sánchez, en forma de Bildu, justificarían esos crímenes.