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Geopolítica, economía y energía: coyuntura y perspectiva

Este Diálogos online, organizado por la Fundación FAES con el apoyo de la Fundación Repsol, ha reunido a Ana Palacio y Pedro Antonio Merino para analizar el escenario global actual. Miguel Marín ha iniciado el debate afirmando que “el mundo ha atravesado una transformación geopolítica con profundas potenciales implicaciones desde el punto de vista económico” y que, según el FMI, estamos viviendo una “nueva era de la economía mundial”. Los ponentes han destacado la fragmentación del comercio internacional y el retroceso del multilateralismo. Ana Palacio ha advertido que “la disrupción sencillamente ha sido esa idea de que el mundo ha cambiado, de que ahora lo que manda es la seguridad, mientras antes lo que mandaba era la prosperidad”.

Pedro Antonio Merino ha analizado la figura de Trump, a quien ha descrito como “una persona que ha sido imprevisible”, y con una personalidad y una manera de hacer las cosas disruptivas.  Asimismo, ha señalado que “eonómicamente, Estados Unidos ha tenido el mayor déficit de los países de la OCDE, un 6 %, y una de las deudas más elevadas, pero es la moneda de reserva”. En cuanto a la energía, ha afirmado que “la energía ha sido la base de la geopolítica y cada vez más”, subrayando que sólo China y Estados Unidos han comprendido su importancia estratégica. En contraste, Europa no ha sabido interpretar correctamente la disrupción y ha mostrado debilidades estructurales en su política energética.

Ana Palacio ha complementado esta visión criticando la falta de coherencia del marco institucional europeo: “Europa se ha regido por un tratado con una clara esquizofrenia: la seguridad de suministro ha pertenecido a los Estados, mientras la sostenibilidad se ha comunitarizado”. También ha cuestionado el enfoque ideológico de la política energética europea, afirmando que “el Green Deal ha pertenecido al mundo de ayer” y que “lo que Europa ha necesitado es competitividad”. Además, ha recordado que “los primeros que se han dado cuenta de que la transición energética iba a redefinir las sociedades han sido los chinos”. En conjunto, ambos expertos han coincidido en que Europa debe adaptarse con urgencia a un nuevo paradigma global donde la seguridad, la autonomía energética y la competitividad han reemplazado a la lógica anterior basada en la cooperación y la prosperidad.