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JOHN ELLIOT, HISPANISTA E HISPANÓFILO

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In Memoriam John H. Elliott (1930-2022)

Ayer fallecía, a los 91 años de edad, tras una larga y fecunda carrera dedicada al conocimiento y exposición de la historia de España, Sir John Huxtable Elliott, uno de los últimos clásicos del hispanismo, historiador de la mejor estirpe anglosajona, y Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.

Elliott llegó al hispanismo por la puerta de la fascinación artística. El deslumbramiento que le produjo el Museo del Prado en su primera visita a nuestro país, y más en concreto, Velázquez y su retrato del Conde-Duque de Olivares, fueron el fulminante de una vocación mantenida a lo largo de más de medio siglo.

Entender nuestro Siglo de Oro, enfrentar con lucidez, al margen de tópicos y prejuicios, la cuestión de la decadencia española, el “auge y caída” del Imperio hispánico, caracterizó su empeño como historiador.

Se ha extinguido una vida dedicada en buena medida a combatir, desde la razón histórica, esa losa que deforma nuestra memoria colectiva y que llamamos, desde Julián Juderías, la Leyenda Negra.

Nacido en Reading en 1930, su carrera comienza con sus estudios en Eton y luego en el Trinity College de Cambridge, donde se doctoró en 1952. En 1950 había visitado España, y aprendido español y catalán. Profesor en las universidades de Cambridge, Oxford, Princeton y Nueva York, entre otras, su brillantez le valió distinciones como la de Regius Professor Emeritus de la Universidad de Oxford y la de Honorary Fellow del Oriel College, en Oxford, y del Trinity College en Cambridge, además de doctorados honoris causa en varias universidades españolas.

Son cuantiosas y se resisten a la brevedad del apunte las contribuciones de Elliott a la interpretación de nuestra historia moderna. Refutó la noción de España como mero artefacto político creado por y al servicio de una élite centralista. Homologó el nacimiento de la nación política española al del resto de Estados alumbrados en el mismo período e investigó mediante procedimientos de historia comparada la expansión atlántica de ingleses y españoles.

Rigor metódico y elegancia expositiva adornan toda su obra. Investigador fascinado de nuestros siglos cenitales, su biografía de Olivares quedará como modelo del género, y rematando el carácter de una vida y una obra atenidas a cánones de probidad intelectual y buen gusto, la simétrica solidez, en su comienzo y conclusión, de los estudios sobre las crisis catalanas de 1640 y 2017.

En La rebelión de los catalanes, su primera obra, ya se dan cita todas las cualidades que hicieron de Elliott un historiador clásico, y de los grandes: amplitud de visión, atención al detalle significativo, sin malgastar recursos en la anotación de minucias, y paleta amplia para abarcar un lienzo en el que el tratamiento del matiz no descuida la panorámica de conjunto.

Discípulo de Vicens Vives, Elliott no ocultaba entonces su simpatía y solidaridad con la Cataluña conminada a usar “la lengua del imperio”. Al final de su carrera, volverá, urgido esta vez por una crisis contemporánea, a la historia comparada y Cataluña protagonizará también el último de sus trabajos. Catalanes y escoceses (2018) es un estudio ejemplar de los procesos de integración de Cataluña y Escocia en España y el Reino Unido, desde el siglo XV hasta el conflictivo presente. Elliott, contrario a la mitificación nacionalista, no podía simpatizar con la pretensión secesionista y no lo hizo. Tenían que dolerle especialmente las falsificaciones de la historia puestas al servicio de una voluntad de ruptura y discordia civil. Sin perder la ecuanimidad que nunca le faltó, tuvo el coraje de denunciar la deshonestidad histórica del secesionismo.

En 2018 Su Majestad el Rey hizo entrega del Premio Órdenes Españolas a Sir John, destacando que el premiado formaba parte de “ese extraordinario elenco de historiadores británicos que ha desarrollado una labor formidable, contribuyendo a elevar el nivel de conocimiento y aprecio de nuestra historia en ese gran país, así como la calidad de la investigación que sobre ella se ha realizado desde fuera de España».

Esas palabras de S.M. nos recuerdan que nuestro tributo a la memoria del hispanista desaparecido es tanto un deber de gratitud como el sincero homenaje a un sabio, un hombre bueno y un amigo de España. No hay hispanismo auténtico sin cierto grado de inclinación afectuosa, sin alguna participación del amor. España es áspera pero extraña y poderosamente atractiva. Los pinceles de Velázquez pueden destilar un filtro de amor que dure toda la vida.

Descanse en paz Sir John Huxtable Elliott, que fue, para nuestra honra, tan hispanista como hispanófilo.

‘ESPAÑA Y EL MUNDO TRANSATLÁNTICO: PASADO Y PRESENTE’, conferencia de Sir John H. Elliott en el Campus FAES 2012