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INFORME FAES SOBRE DESIGUALDAD: Hablar de desigualdad en España es hablar del rendimiento de nuestro sistema de bienestar

En conjunto, España se sitúa en las posiciones intermedias de todos los indicadores de desigualdad, como los de riqueza, consumo, renta y también en tasas de pobreza, en comparación con los países de la UE 15

La dualidad del mercado de trabajo, el rendimiento del sistema educativo y la calidad institucional son los principales factores que explican la desigualdad en España

La globalización y el cambio tecnológico son los dos factores de mayor impacto sobre la igualdad a escala mundial

“España se encuentra entre los países desarrollados con mayor volumen de gasto social”, dato que se mantiene incluso tras la crisis económica

La recesión ha puesto a prueba los diversos modelos de Estado del bienestar con resultados dispares en Europa

El sistema de bienestar en España no tiene un problema de cantidades, el problema es el efecto redistributivo de ese gasto

Jóvenes, parados y familias están excluidos de los mejores resultados del sistema de bienestar

Propone “abrir el debate sobre las reformas del sistema de bienestar” para aumentar su capacidad niveladora y generadora de oportunidades

La aumento del paro durante la crisis explica el incremento de la desigualdad

El sistema educativo es relativamente ineficaz en su función igualadora de las oportunidades, ya que el nivel socio-económico de los padres influye en las competencias adquiridas

Apuesta por “una reforma del sistema fiscal orientada al crecimiento económico que redunde en una mayor estabilidad de ingresos y la sostenibilidad del gasto público”

La izquierda utiliza la desigualdad para perpetuar sus políticas de siempre, que son las que explican buena parte del fenómeno

La Fundación FAES ha presentado hoy, martes 30, su informe estratégico Desigualdad, oportunidades y sociedad de bienestar en España, en el que afirma que hablar de la desigualdad en nuestro país es hablar del rendimiento del Estado de bienestar. En este sentido, la Fundación señala que la dualidad del mercado de trabajo, el rendimiento del sistema educativo, la calidad institucional y el impacto de estas tres cuestiones en la eficacia del Estado del bienestar son los principales factores que explican la desigualdad en España. No obstante, destaca que, en conjunto, España se sitúa en las posiciones intermedias de todos los indicadores de desigualdad, como los de riqueza, consumo, renta y también en tasas de pobreza, en comparación con los países de la UE 15.

Además, indica que la desigualdad en España “no es consecuencia de una insuficiente dimensión del sector público ni de la escasez de gasto social”. De hecho, explica que “se encuentra entre los países desarrollados con mayor volumen de gasto social, dato que se mantiene incluso tras la crisis económica”. En este sentido, propone “abrir el debate sobre las reformas del sistema de bienestar” para aumentar su “capacidad niveladora y generadora de oportunidades” y “acabar con las bolsas de exclusión que padecen jóvenes, parados y familias”.

Asimismo, el documento analiza el efecto que la globalización y las nuevas tecnologías han tenido sobre el fenómeno de la desigualdad: “La globalización ha permitido que millones de personas tengan la oportunidad de abandonar la miseria, que haya crecido el salario mediano a escala mundial y que decenas de millones de personas se incorporen cada año a las nuevas clases medias”. No obstante, el informe también recoge que la desigualdad está impactando de forma distinta en unos países y en otros y, en concreto, en los países emergentes y las economías occidentales más maduras, singularmente en Europa. Además, señala que “mientras que la globalización ha tenido un impacto relativamente débil en la desigualdad a nivel global, la innovación tecnológica está teniendo un mayor peso”.

CALIDAD Y EFICIENCIA
FAES plantea ampliar “las vías de reforma que puedan mejorar la calidad de la educación y la preparación de los jóvenes, ante los retos de la mayor competencia internacional, y que permitan aumentar la eficiencia del gasto educativo, aumentando los niveles de movilidad social intergeneracional”. También pide avanzar hacia una segunda fase de la reforma laboral para una mayor flexibilidad que “logre reducir al mínimo la dualidad del mercado de trabajo en España y, con ella, las violentas reacciones al ciclo económico, principal fuente del aumento de la desigualdad en España”. “Se debería optar por una reforma integral de nuestro sistema fiscal para orientarlo al crecimiento económico, al aumento de bases imponibles y a la optimización y mayor estabilidad de la recaudación”, prosigue el texto, que también aconseja “un cambio gradual en la estructura tributaria” para mejorar su eficiencia.

El documento, dirigido por el director de Economía y Políticas Públicas de la Fundación, Miguel Marín, y elaborado por reconocidos especialistas, huye de interpretaciones simplistas para abordar el debate de la desigualdad en España desde el rigor técnico y la reflexión serena. La presentación, a cargo del expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, ha tenido lugar durante el curso de economía del Campus FAES 2015 y ha contado con la participación de los autores del informe: el analista Juan Carlos Rodríguez Pérez; el presidente de la Comisión de Hacienda y Administraciones Públicas del Congreso, Gabriel Elorriaga; los profesores del IE Business School, Fernando Fernández e Ignacio Muñoz-Alonso; la profesora de la Universidad CEU San Pablo, María Blanco; los profesores de la URJC, Ismael Sanz y Jorge Sainz, y el profesor emérito del IESE, Juan José Toribio.

ESPAÑA: EN POSICIONES INTERMEDIAS
El informe también destaca que España, en conjunto, se sitúa en las posiciones intermedias de todos los indicadores de desigualdad y pobreza, en comparación con los países de la UE 15 y la OCDE. Es sin embargo, en la desigualdad de renta en la que se aprecia un mayor impacto tras la crisis económica. El rendimiento del Estado del bienestar en España ha sido mucho menor que en otros países, indica. En este sentido, explica que “la diferencia entre Suecia y España antes de las transferencias sociales monetarias es de 1,2 puntos, mientras que después de las mismas se amplía hasta los 8,3 puntos” del índice de Gini, el indicador habitual de este tipo de desigualdad.

Constatada la desigualdad derivada de la ineficacia del mercado de trabajo y del sistema educativo y de su efecto en el sistema del bienestar, FAES sostiene que “mientras que las posiciones desde la izquierda política -radical o no- están utilizando la desigualdad como argumento para tratar de perpetuar sus paradigmas tradicionales en relación con el mercado de trabajo o la política educativa”, cuando “es precisamente la persistencia de estos paradigmas lo que explica buena parte del fenómeno de la desigualdad en España”. Al respecto, especifica que esto es debido a las “mayores pérdidas de ingresos experimentadas por las clases más desfavorecidas y no a una mejor posición en términos absolutos de los segmentos más altos de la distribución de la renta”.

Dualidad del mercado de trabajo
El texto también pone de manifiesto que “existen factores estructurales muy concretos que explican la peor respuesta relativa de España en el intento por compensar los efectos de la crisis”. Uno de los motivos que se deducen del análisis es que “en España, el factor más determinante de la distribución de la renta es el empleo y su retribución”. Por ello, subraya que las bajas tasas de empleo, el rápido y desigual crecimiento del paro, la dualidad del mercado de trabajo y el ajuste de salarios “agrandan las distancias entre los que más y los que menos tienen”.

Además, señala que “no debería sorprender que con un mercado de trabajo caracterizado por la dualidad, que expulsa cíclicamente a los trabajadores temporales, generalmente en empleos de peor calidad, la pérdida de renta se concentre en los niveles más bajos”. Así, ante la evidencia de la mejor evolución de los países “con mercados de trabajo más flexibles y que no generan las convulsiones que genera el mercado de trabajo en España”, la Fundación aconseja “intensificar las políticas públicas en favor de un mercado de trabajo más eficiente y menos dual”, como ya recomendó hace ahora un año en su informe Reflexiones sobre el mercado de trabajo: continuar con la reforma.

Sistema de bienestar
El informe explica, además, que “el sistema de bienestar español presenta resultados que pueden llegar a ser regresivos y que, en todo caso, reducen significativamente la eficacia de su objetivo redistribuidor”. Así, señala que jóvenes, parados y familias están “excluidos de los mejores resultados del sistema de bienestar” y subraya, no obstante, que “el sistema de bienestar en España no tiene un problema de cantidades”, ya que “se encuentra entre los países desarrollados con mayor volumen de gasto social, dato que se mantiene incluso al atravesar los peores momentos de la reciente crisis económica”.

A juicio de la Fundación, el problema es que “el efecto redistributivo de ese gasto difiere de unos países a otros”. El documento pone de manifiesto que en el periodo de bonanza económica, las transferencias monetarias recortan la desigualdad un máximo de 10,8 puntos en el índice de Gini en Dinamarca, 10,6 puntos en Irlanda, 7,8 puntos en Suecia y 9,3 puntos en el Reino Unido; mientras que en España ese recorte es solo de 2,2 puntos.

Movilidad social intergeneracional
El documento también recoge que “el sistema educativo es relativamente ineficaz en su función igualadora de las oportunidades”. En este sentido afirma que “la educación puede ser un instrumento muy útil que puede redundar en “la construcción de una sociedad más innovadora, justa y meritocrática”. Sin embargo, especifica, aunque los niveles de movilidad social intergeneracional en España “se sitúan en el rango medio de los países desarrollados de referencia”, es “en términos de movilidad educativa intergeneracional donde mayor es el margen de mejora”.

“Las posibilidades de éxito educativo no solo dependen del esfuerzo y la dedicación”, explica el informe, que concreta que “el nivel socio-económico y cultural de los padres influye en las competencias adquiridas”. En este sentido, afirma que los sistemas educativos pueden contribuir a “perpetuar las desigualdades de renta, en lugar de ejercer las funciones de ascensor social”, y añade que “a pesar de estos hechos y de las bajas o medianas calificaciones en las pruebas internacionales, el debate educativo en España no acaba de centrarse en la calidad y sigue demasiado centrado en los niveles de gasto público educativo”.

Pocos impuestos, bajos y sencillos
Por otra parte, el documento también recuerda que “el sistema fiscal no está orientado a la eficiencia y su capacidad recaudatoria es insuficiente para financiar determinados niveles de gasto público y de sistema de bienestar de forma sostenible”. Por ello, FAES vuelve a pedir una reforma integral de su sistema tributario con pocos impuestos, bajos y sencillos, tal y como propuso en su informe Una reforma fiscal para el crecimiento y el empleo hace dos años.

Asimismo, la Fundación considera “trasnochada y desmentida por la evidencia” la idea de un castigo fiscal a los ‘ricos’” buscando una distribución más justa de la renta. Por el contrario, sostiene que tratar de solucionar la ineficiencia del sistema tributario “aumentando la presión fiscal y los tipos marginales a las rentas altas ahondaría en la desigualdad y prolongaría la inequidad en la distribución de la renta”. “Ese tipo de medidas acaban haciendo que esos excesos de gravamen recaigan sobre las clases medias, lo que repercute en un menor crecimiento económico, una menor recaudación y, por ende, una menor capacidad de financiar el gasto público necesario”, apunta al respecto.

COMPLEJIDAD DEL PROBLEMA
El informe sobre desigualdad de FAES analiza todas estas cuestiones desde “la complejidad del problema sin aceptar explicaciones simplistas, sesgadas hacia los discursos que buscan el antagonismo social” y en contraposición a estudios realizados por teóricos como Piketty. En este sentido, FAES indica que “dada la multiplicidad de herramientas de medida, fuentes y consecuencias de la desigualdad, convendría huir de los planteamientos unívocos”.

Otra aportación destacable del documento es la de aclarar la confusión a la que conduce el tratamiento como sinónimos de los términos desigualdad y pobreza. “Pobreza y desigualdad son problemas distintos”, por lo que “la respuesta y el tratamiento en la política pública no tienen por qué ser los mismos para ambos casos”, explica el documento, que afirma que “lo relevante, a efectos sociales, no es tanto la desigualdad en sí misma como la existencia de bolsas inaceptables de miseria”. De hecho, afirma que en un mismo país pueden coexistir bajos niveles de desigualdad con amplias bolsas de pobreza.

IGUALDAD Y OPORTUNIDADES
Tras el análisis de todas las variables, FAES concluye el informe con una serie de orientaciones de políticas públicas. Entre estas, destacan las propuestas de repensar el Estado del bienestar para aumentar su capacidad niveladora y generadora de oportunidades; continuar con la reforma del mercado laboral para reducir sustancialmente la dualidad y aumentar la adaptabilidad a los cambios de ciclo económico; llevar a cabo una reforma del sistema educativo, que mejore su calidad y facilite una mayor movilidad social intergeneracional, y orientar el sistema fiscal hacia el crecimiento económico con una reforma que redunde en una mayor estabilidad de ingresos y la sostenibilidad del gasto público”.

El documento también explica que “las medidas de reforma fiscal deberían ir de la mano de una reforma en el sistema de financiación autonómica que elimine las disparidades en el acceso de los españoles a los servicios públicos esenciales y determine una financiación de los mismos menos dependiente del ciclo económico”. Por último, señala la necesidad de “una revisión integral de nuestro sistema institucional que elimine la captura de rentas y la corrupción como vía de asignación de oportunidades, permitiendo restaurar la confianza social y los incentivos individuales adecuados”.