_ «La moderación es siempre la virtud más difícil porque requiere contención en personas capaces de actuar con audacia”
_“Las sociedades libres cuentan con sistemas de gobierno que no dependen de que estén al timón en todo momento”
_“Las instituciones: son una garantía contra la incompetencia política, a la espera de la eclosión de la grandeza y los liderazgos responsables”
_ “Gobernar es asumir responsabilidades en primera persona, no endosarlas a terceros”
_ “Vivimos en democracias que soportan ya un grado creciente de intervencionismo»
_ “La demanda de igualdad es por definición insaciable”
_ “Reconocer el papel fundamental de familias y empresas en el pacto de solidaridad español es también admitir que no se agota ‘lo social’ en las políticas desarrolladas por el poder político”
_ “El Estado no debe infantilizar a la sociedad sometiéndola a tutela perpetua”
_ “Las instituciones se debilitan a medida que malgastan su energía incrementando constantemente la esfera coactiva de lo público, interviniendo cada vez más en la vida social”
El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, ha hablado hoy de la moderación de los liderazgos y la colaboración de los poderes públicos y la empresa en contextos de crisis. “El ejercicio de un liderazgo responsable implica decir muchas veces, con toda moderación, ‘no es no’”, ha afirmado. Lo ha hecho en la inauguración del Curso de Liderazgo Público organizado por la CEOE, en el que ha participado junto al presidente de la patronal, Antonio Garamendi, y la exministra y senior advisor en EY, Isabel Tejerina.
Para Aznar, “una sociedad como la nuestra podría aprender a tomarse a sí misma más en serio gracias al liderazgo de estadistas que empiecen por tomarse en serio a ellos mismos”. Estos estadistas necesitarían “una mezcla singular de virtudes” de las cuales la moderación es siempre la más difícil porque requiere “contención en personas capaces de actuar con audacia”.
El expresidente ha asegurado que “las sociedades libres cuentan con sistemas de gobierno que no dependen de que estén al timón en todo momento”. Por ello “les conviene cuidar de sus instituciones: son una garantía contra la incompetencia política, a la espera de la eclosión de la grandeza y los liderazgos responsables”.
INTERVENCIONISMO DEL ESTADO
José María Aznar ha explicado que “toda situación excepcional es un caldo de cultivo propicio para que prosperen discursos radicales”. “En el caso de España, con una formación populista incrustada en el gobierno, hemos asistido al aprovechamiento de situaciones excepcionales para lanzar un discurso típico del populismo que ‘normaliza’ situaciones anunciadas como transitorias”, ha subrayado. “Muy especialmente, la expansión del sector público”, ha añadido.
“Vivimos en democracias que soportan ya un grado creciente de intervencionismo. En ellas, las personas exigen que, “además de la igualdad formal de ciudadanía, se garantice la igualdad real de las condiciones sociales. Y la demanda de igualdad es por definición insaciable”, ha destacado. También existe el peligro de que “la preocupación por lo inmediato, por el disfrute, por el presente, prevalezca sobre el proyecto común, que implica preocupación por el futuro, capacidad de postergar gratificaciones y sentido de lo colectivo”.
MODELO SOCIAL ESPAÑOL
Aznar ha remarcado que “los excesos del bienestarismo socialista son reales y deben denunciarse, y también las patologías del Estado-providencia, y eso no impide reconocer que la mayoría de las vulnerabilidades sociales no se eligen, se padecen”. A su juicio, “reconocer el papel fundamental de familias y empresas en el pacto de solidaridad español es admitir que no se agota ‘lo social’ en las políticas desarrolladas por el poder político”.
“Lo social es asunto, antes que de nadie, de la propia sociedad. El Estado no lo puede todo ni en el terreno económico ni en el de la solidaridad”, ha dicho. “La idea de concebir la fortaleza del Estado como función proporcional a su dimensión es un grave error”, ha lamentado. En este sentido, ha puntualizado que “las instituciones se debilitan a medida que malgastan su energía incrementando constantemente la esfera coactiva de lo público, interviniendo cada vez más en la vida social con el pretexto de hacer la felicidad de los ciudadanos, incluso a su costa”. “Si el imperativo de justicia exige que el Estado sea un regulador social, la justicia no debe embridar el profundo deseo de libertad de la sociedad. El Estado no debe infantilizar a la sociedad sometiéndola a tutela perpetua”, ha enfatizado.
FORTALEZA DE LAS INSTITUCIONES Y LIDERAZGO
El expresidente ha querido añadir que nos “enfrentamos a un vacío de virtudes cívicas y a una escasez de liderazgo responsable”. Asimismo, ha señalado que “tal vez nuestra incapacidad para tomarnos en serio la vida en común es tanto una causa como un efecto de ciertas deformaciones cívicas que piden a gritos cambiar nuestra actitud respecto a lo político”.