El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES y del IADG, José María Aznar, ha señalado que es esencial que Israel gane esta guerra y que la termine bien. “No se trata solo de terminar con Hamás, sino de garantizarse las condiciones de seguridad para el futuro y, evidentemente, avanzar en los procesos de seguridad regional”, ha apuntado para continuar diciendo que, si Israel no gana esta guerra, “la próxima guerra sería en las fronteras próximas a Europa. Y dentro de ellas, en las fronteras más débiles que tenga Europa”.
José María Aznar ha hecho estas declaraciones esta mañana en la inauguración de ‘La guerra de Ucrania y su relación con la crisis en Oriente Medio’, segunda jornada del ciclo ‘Claves de nuestro tiempo’, organizado conjuntamente por FAES e IADG para obtener un conocimiento más preciso del nuevo entorno internacional. Según ha explicado, uno de los elementos esenciales de lo que está pasando en el mundo es que “las autocracias cada vez confían menos en la capacidad de disuasión de los EE. UU. y su fiabilidad es cada vez menor, por ello, el desafío es cada vez mayor”.
En este sentido ha reconocido que el mundo agradecería mucho que “EE. UU. fuera capaz de superar la falta de consistencia e inseguridad, la falta de disuasión que, durante años, se está acumulando en la política norteamericana”. Sin embargo, no se ha mostrado optimista al respecto dado el panorama electoral que tiene el país.
Por otro lado, José María Aznar ha mostrado su disconformidad con la decisión del Gobierno de no actuar militarmente en el mar Rojo. “España expresa una voluntad de hierro verdaderamente relevante en defensa de la seguridad marítima, solamente nos jugamos casi 200.000 millones anuales en la economía española”, ha ironizado.
En otro momento de su intervención, el expresidente que, según sus palabras, sigue siendo un atlantista convencido, ha querido poner el foco en la necesidad de que Europa se replantee sus objetivos. “Europa está abocada a una revisión de objetivos que la hagan viable”. Y para ello ha destacado cuatro puntos: El primero, nuestra propia seguridad y defensa. “La UE tiene que revisar su compromiso de seguridad y defensa dentro de la OTAN y con los EE. UU. No podemos seguir en un estado menesteroso cuando ese es un tema capital en el mundo de hoy”. En segundo lugar, “desde el punto de vista de la competencia, Europa tiene que crecer económicamente más y competir económicamente mejor. En gran medida ha perdido el camino tecnológico, pero puede recuperar terreno en competencia y crecimiento”. En tercer lugar, “tenemos que facilitar los elementos ventajosos para la vida interna europea como el desarrollo del mercado único y darnos cuenta de que el exceso de regulación asfixia la empresa europea y asfixia las posibilidades europeas”. El último punto lo ha reservado a la demografía, que considera esencial. ¿Qué hacemos los europeos con la demografía que tenemos con la política migratoria?, se ha preguntado.
Asimismo, ha aprovechado su intervención para insistir en que las democracias «necesitan instituciones pujantes», que no estén cuestionadas y «un Estado de derecho fuerte que funcione» y que no se debilite. Hoy, las democracias están ante «una crisis muy grande» por el desarraigo hacia las instituciones, la inseguridad y la corrupción, y ha hablado de la fragmentación y la confrontación de las sociedades. “En mi opinión, en gran medida, es consecuencia de la revolución tecnológica”, ha apostillado.