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La competitividad de la economía española. El antes y el después de la crisis (II). La productividad aparente del trabajo como fuente de competitividad

Como ya dijimos, el sector exterior de la economía española se ha recuperado durante el periodo de crisis, pero a diferencia de lo que ha ocurrido en crisis precedentes, no ha sido fruto de devaluaciones competitivas llevadas a cabo por el Gobierno. Las ganancias de competitividad que se observan tienen su origen en otros factores, entre ellos el comportamiento positivo de la productividad de la mano de obra.

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Como ya dijimos, el sector exterior de la economía española se ha recuperado durante el periodo de crisis, pero a diferencia de lo que ha ocurrido en crisis precedentes, no ha sido fruto de devaluaciones competitivas llevadas a cabo por el Gobierno. Las ganancias de competitividad que se observan tienen su origen en otros factores, entre ellos el comportamiento positivo de la productividad de la mano de obra.

Una mayor productividad, con independencia del motivo que la impulse, y siempre que no lleve aparejada incrementos salariales, reduce los costes de producción. Si las empresas optan por mantener sus mark-up, el crecimiento de los precios de venta se contiene o incluso se reduce, lo que nos ayudará a ser más competitivos a nivel internacional y consecuentemente a colocar más fácilmente nuestros productos en el exterior.

Una rápida visión a los datos de la tabla nos permite afirmar que, a diferencia de lo que ha ocurrido en la mayoría de los países de nuestro entorno, la crisis económica ha permitido la recuperación de la productividad de la mano de obra, que pasa de tener un crecimiento medio anual del (-0,04%) en el periodo 2001-2007, a tenerlo del (2,18%) a partir del 2008. Mientras en el resto de países de la UE-15, con la excepción de Irlanda y Portugal, la tasa media de crecimiento de la productividad de la mano de obra se desacelera, pasando en muchos casos de tener tasas de crecimiento positivas a tenerlas negativas durante el periodo de crisis.

 

Por otro lado, y si nos detenemos en el análisis de lo que ocurre en los diferentes sectores económicos, debemos mencionar que la situación es, con mayor o menor intensidad, y con la única excepción del sector primario, una réplica de lo que ocurre a nivel global. La productividad española, irlandesa y portuguesa se acelera con la crisis, especialmente en los sectores de la construcción y en los servicios, al contrario de lo que ocurre en el resto de países.

Que en España se ha producido durante el periodo de crisis una mejora en la productividad de la mano de obra es algo que nadie pone en duda. Ahora bien, hay que preguntarse cuáles son las razones que se esconden detrás de esta mejora. A nivel teórico las mejoras pueden basarse en dos hechos. En primer lugar, en avances tecnológicos y aumentos en la calidad de los factores productivos, lo que traería consigo incrementos de productividad prolongados en el tiempo. En segundo lugar, en la destrucción masiva de empleo, en cuyo caso el crecimiento de la productividad sólo será sostenible mientras el empleo no se recupere.

Llegados a este punto debemos ofrecer una respuesta a la siguiente pregunta: ¿será posible mantener a largo plazo el crecimiento de la productividad generado con el inicio de la crisis? En este sentido, y desde que se inició la crisis, el empleo ha contribuido positivamente al crecimiento de la productividad. Así, la destrucción de puestos de trabajo, más que el crecimiento de la producción, apoyan los incrementos productivos.

Contribución al crecimiento de la productividad total de la economía española*

* La variación del empleo se ha cambiado de signo para ver mejor su contribución al crecimiento de la productividad. La destrucción (creación) de empleo se refleja en el gráfico con variaciones positivas (negativas). Fuente: Eurostat (2014)


Pero, ¿por qué España ha destruido tanto empleo? La razón se esconde en nuestra estructura productiva, basada en sectores intensivos en mano de obra de baja cualificación, que han quedado especialmente afectados por la crisis. Así, destaca el elevado peso del sector de la construcción, que representaba en 2007 cerca del 13,5%, tanto en términos de producción como de empleo, y que ha llegado a perder casi 8 puntos en términos de producción y 5 puntos en términos de empleo. A él hay que unir el de los servicios inmobiliarios y el de las actividades vinculadas al ocio y la restauración, que guardan una estrecha relación con el turismo y cuyo peso en la producción era del 6,5% y del 27% respectivamente antes de la crisis. Además, el sector industrial, aunque cuenta con menor relevancia que en otros países europeos, es también un sector que emplea mucha mano de obra con mínima formación y que, dada la escasez de financiación y de inversión extranjera, también ha sufrido las consecuencias de la crisis.

Así, no es de extrañar que sean los sectores de la construcción e industrial aquellos en los que, dada la elevada destrucción de empleo, esté creciendo más la productividad. Si bien es el sector servicios el que merece una atención especial, pues la variación que se experimenta en la tasa media de crecimiento de la productividad, de más de 2 puntos, es fruto tanto de la destrucción de empleo como del aumento de la producción.

Descomposición del crecimiento de la productividad de la economía española por sectores


Fuente: Eurostat (2014)

De lo dicho hasta ahora se concluye que, si no hay otros argumentos que apoyen el aumento de la competitividad de la economía española, los resultados positivos que observábamos en nuestro sector exterior serán sólo un espejismo de corto plazo. Por eso debemos preguntarnos qué ha ocurrido con el comportamiento de la productividad total de los factores, la que se mantiene en el tiempo, y si hay otros elementos que estén apoyando la competitividad de la economía española.

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