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La generación sándwich y el Tribunal Supremo alemán

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No haber tenido contacto en cuarenta años o haber desheredado a tu hijo, no puede considerarse como una mala conducta. En estos términos se ha pronunciado el Tribunal Supremo Federal de Alemania (BGH en sus siglas alemanas) en su reciente sentencia del 12 de febrero, por la que obliga a pagar a un hijo 9.022,75 euros como parte de los gastos que originó su padre a la ciudad de Bremen en forma de cuidados de atención sanitaria.

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Roberto Inclán es germanista



No haber tenido contacto en cuarenta años o haber desheredado a tu hijo, no puede considerarse como una mala conducta. En estos términos se ha pronunciado el Tribunal Supremo Federal de Alemania (BGH en sus siglas alemanas) en su reciente sentencia del 12 de febrero, por la que obliga a pagar a un hijo 9.022,75 euros como parte de los gastos que originó su padre a la ciudad de Bremen en forma de cuidados de atención sanitaria.

A pesar de que el padre había roto el contacto con su hijo en el año 1972, cuando éste contaba con apenas 18 años, y que posteriormente rechazó cualquier intento de retomar la relación, el Tribunal ha considerado que el padre había cumplido con el periodo “particularmente intensivo de cuidado parental” que suponen la infancia y la adolescencia, y por tanto se mantiene el vínculo intergeneracional directo entre un padre y un hijo.

Si bien esta sentencia no justifica una conducta particularmente grave, sí representa una vuelta de tuerca más en la exigencia económica a la que el Estado somete a un grupo social al que se le empieza a conocer como la “generación sándwich”, dado que cada vez son más las cargas familiares a las que tienen que hacer frente, tanto por abajo –hijos– como por arriba –padres–. Para agravar más la situación, en ambos casos ha aumentado el número de años que resultan dependientes, en los niños por su cada vez más tardía e incierta incorporación al mundo laboral, y en los mayores por el significativo incremento de la esperanza de vida, que en muchos casos provoca la necesidad de una atención especial costosa para el ciudadano y para el Estado.

Está por ver cómo esta situación afecta ahora al presupuesto que los municipios alemanes poseen para hacer frente a los gastos de asistencia sanitaria, que ascienden a 3.700 millones de euros. En el futuro será el Senado alemán quien deba manifestarse en torno a esta polémica en la que los dos partidos de la gran coalición tienen opiniones contrapuestas. Mientras que la CDU está de acuerdo y aplaude esta sentencia, el SPD ya la ha criticado públicamente. Según palabras del experto sobre salud del SPD Karl Lauterbach al diario alemán Neue Osnabrücker Zeitung, el fallo del Tribunal Supremo es “incomprensible desde el punto de vista humano”.

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