El formidable potencial político de la lengua española ha dormitado durante siglos. Hoy puede ser el factor de cohesión y propulsión que requiere el orbe hispanohablante para desplazarse de la periferia al centro, de la mengua a la plenitud, de la dependencia a la soberanía. Y también –anota el autor– para afianzar valores universales irrenunciables.
Artículo del profesor e investigador Carlos Leáñez en el último número de la Revista Cuadernos de Pensamiento Político.