El pasado 18 de julio falleció Luis Arranz Notario. Había sido profesor de Historia del pensamiento político en la Universidad Complutense y desde hacía pocos años colaboraba con la Real Academia de la Historia, donde era Académico Correspondiente. Se había formado en la Facultad de Ciencias Políticas de la UCM, en el antiguo departamento de José Antonio Maravall y Luis Díez del Corral.
Formaba parte de una tradición intelectual y académica que la nueva Universidad del siglo XXI ha arruinado. Una tradición en la que saber y enseñar era un fin en sí mismo. Donde no importaba publicar mucho, sino publicar bien. Creía firmemente en la trabazón entre las ideas políticas y la historia de la vida política. Apenas he conocido ni leído a un historiador español reciente que haya sido capaz de analizar nuestro pasado, desde la revolución liberal hasta hoy, con la perspicacia y profundidad con que él lo hacía. Tenía la ventaja de haberse formado en el marxismo y de haber transitado valiente y reflexivamente hacia una posición que podría definirse simplemente como la de un liberal moderado.
Había recorrido por su cuenta y riesgo un camino que otros tardaron años en descubrir o que nunca se atrevieron a transitar. Fue un historiador independiente, que comprendió pronto los prejuicios, las ignorancias y los miedos que han encorsetado el hacer de buena parte de la historiografía española. No le importaba pensar en libertad. No hizo otra cosa, aunque eso le alejara de una academia que rehuía los desafíos intelectuales y se volvía cada vez más correcta y perezosa.
Tuve la inmensa suerte de doctorarme y crecer a su lado, como investigador y como persona. Era un lector infatigable y un analista agudo, que nunca defraudaba por su honestidad intelectual y su sorprendente capacidad de ir un paso por delante de su generación. Colaboró con esta Fundación desde sus orígenes, porque a partir de mediados de los noventa comprendió que el Partido Popular refundado era un logro histórico. Con sus trabajos contribuyó a poner en perspectiva esa reconstrucción de lo mejor de la tradición liberal y conservadora española.
Luis Arranz creía con pasión en el valor del conocimiento histórico. Tenía un don para desenmascarar los grandes problemas de la democratización española y formular siempre la pregunta decisiva. Escucharle era un placer, pero también una exigencia. Era un maestro de verdad.
No pedía nada a cambio y lo daba todo. Sus ideas y sus preguntas abrieron un camino que sus discípulos hemos recorrido con provecho. Sin él habría sido imposible. No se entiende la minoritaria tradición liberal en la historiografía española de los últimos treinta años sin su impulso y generosidad. Somos pocos, pero no seríamos nada sin sus preguntas, sugerencias y reflexiones. Luis comprendió y nos explicó como nadie por qué la historia de la libertad en España es fundamentalmente la historia del liberalismo moderado y de la Monarquía constitucional.
Su gran pasión y su contribución más importante fue el análisis de la crisis de la Monarquía de la Restauración. A él debemos una explicación del fracaso de la democratización antes de la guerra civil muy alejada de los tópicos habituales y centrada en el valor de la política como actividad autónoma. Él nos enseñó que la democracia necesita partidos bien organizados que movilicen e incentiven la competencia. Que la democracia no se instaura, sino que se construye. Él nos contó por qué la izquierda obrera fracasó rotundamente como polo de libertad en la España del siglo XX. También por qué esto se ha ocultado, contándonos en su lugar una falsa historia del fracaso del liberalismo y de la nación española.
Luis Arranz fue pionero en poner el caso español en perspectiva comparada. Todos sus discípulos aprendimos con él a pensar España dentro de Europa. Sólo tuvo dos doctorandos, pero fue un maestro para muchos otros. Las páginas de Cuadernos de Pensamiento Político, las de la anterior Revista de Libros y las de tantas otras revistas y algún periódico de los años noventa tuvieron la suerte de contar con sus ensayos. Escribió además sobre la historia del socialismo español, el liberalismo, los partidos políticos, los grandes líderes de la Restauración (Cánovas, Silvela, Dato), pero también de historia de las ideas y de historia política europea. Si todavía no lo han leído, léanlo. Lo agradecerán.
Descanse en paz.
Manuel Álvarez Tardío