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No es lo que parece

Anotaciones FAES 36

Nicolás Maduro buscaba el exilio de Edmundo González, presidente electo de Venezuela, y lo ha conseguido. Para ello ha sido imprescindible la complicidad del Gobierno español, impulsado por José Luis Rodríguez Zapatero, abogado y protector de la dictadura chavista y muñidor de esta vergonzosa operación disfrazada de gesto humanitario.

Diversas fuentes confirman las insoportables presiones de que ha sido objeto Edmundo González para que se aviniera al exilio y es notorio el acoso al que ha sido sometido: acusaciones de la Fiscalía, insultos y amenazas por parte del propio Maduro, detención arbitraria de colaboradores. Al final, quien ostenta la auténtica legitimidad democrática de unas elecciones presidenciales que Maduro perdió clamorosamente, se ha visto forzado a optar por el exilio en España. Maduro se quita un gran problema de encima y el tándem Sánchez-Zapatero pretenden lavar sus silencios presentándose como modelos de sensibilidad humanitaria.

La realidad, como se ha explicado, es bien distinta. Se trata de una operación urdida para beneficio de Maduro que puede ahora concentrar su odio represivo contra María Corina Machado, cuya posición como líder de la oposición democrática en Venezuela queda aún mas revalorizada por la necesidad de cubrir el vacío que deja Edmundo González. Lo que en otras circunstancias habría sido una actuación loable del Gobierno español es de hecho un acto de complicidad con el régimen de Maduro cuando este vive sus peores momentos.

En esta situación, se debe recordar que Edmundo González, ahora exiliado, es el presidente legítimo de Venezuela y así debe ser reconocido por España y la Unión Europea. Por su parte, María Corina Machado, la depositaria en Venezuela de la legitimidad política de la oposición democrática, tiene que sentir la protección de la comunidad internacional y muy singularmente de España con una advertencia clara sobre las consecuencias que tendría una acción represiva contra ella. Es preciso actualizar las sanciones personales contra los jerarcas del régimen e impulsar, también desde España, la acción del Tribunal Penal Internacional. El exilio de González debe tener fecha fija. En enero de 2025 tiene que producirse la toma de posesión presidencial y debe ser Edmundo González el que ostente la banda presidencial.

Ayer –lo dijo el Alto Representante de la UE para la política exterior, José Borrell– fue un día triste para la democracia en Venezuela. Hay que poner fin a esta barbarie.