El autor aborda desde el plano teórico la cuestión de la competencia de los partidos políticos y la labor que, en su opinión, debiera desempeñar la oposición –y concretamente las distintas opciones del centro-derecha– para ser reconocibles ante la ciudadanía y obtener el éxito en su función de control de las acciones políticas del Gobierno.

El proceso de individualización que caracteriza la postmodernidad, que del estado líquido ha pasado ya al gaseoso, se ha acentuado con la superación de la digitalización mediante la Inteligencia Artificial y las estructuras de datos y los algoritmos, junto con su difusión
generalizada dada la ubicuidad de los medios y redes sociales.