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Periodismo, injuria y mentira

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Anotaciones 23

La Presidencia de la Comisión Europea no ha perdido un momento para desmentir “categóricamente” unos supuestos comentarios despectivos hacia Alberto Núñez Feijóo que un habitual practicante de la injuria con publicidad había propalado desde su columna en el diario El País.

La combinación de sectarismo, animadversión y angustia ante lo que según todos los pronósticos –CIS aparte– se les avecina a los socialistas lleva a dar pábulo a estas falsedades. Los autoproclamados oficiantes del fact checking pillados en renuncio y quien en su columna hablaba de una “bomba atómica de Feijóo contra Feijóo” resultan ser los que han quedado reventados.

Es verdad que la izquierda ha ordenado formar a sus huestes periodísticas, y las redacciones de estos medios admiradores –amigos, esclavos, siervos, que diría José Luis López Vázquez en Atraco a las tres– parecen antiguas aulas de escolares escribiendo al dictado. En el fondo, la culpa mayor recae en los intoxicadores a los que el periodismo del navajeo acude como las focas a sus cuidadores, para recibir como si fueran arenques las raciones de malévola inspiración que, una vez tragadas, serán regurgitadas sobre el papel o la pantalla. Y así estamos con estos que ponen perdida la democracia, secretos admiradores de Trump –padre espiritual de todos ellos– y que, como Trump, se preparan para intentar desesperadamente que sus egos sobrevivan a la derrota. Como sea.