Anotaciones 6
Ante un Gobierno de pirómanos legislativos, España necesita bomberos eficaces que puedan sofocar los fuegos que provoca el activismo de Frankenstein. Algunos siguen creciendo y nada se puede hacer. Ahí están los beneficiarios de la ley del “sí es sí”, que ya superan las 250 condenas reducidas y la veintena de excarcelaciones. Otros, como los provocados por la reforma de la malversación y la derogación de la sedición, solo podrán sofocarse en parte.
La derogación de la sedición no tiene vuelta atrás para los ya condenados y el encaje de los sediciosos en el nuevo tipo de desórdenes públicos agravados es muy dudoso. No sorprende ya la pertinacia del Gobierno en la mentira de que este delito había que “europeizarlo”, es decir, acabar con él. Esta pertinacia es insostenible, ridícula y falaz, aunque formando parte de la doctrina que genera el ministro de la Presidencia –quien acumula fiascos que desmienten su presunta preparación–, la matraca gubernamental no desentona en su mediocridad.
Lo que parece que se van a torcer son los planes del Gobierno para librar de la malversación y la inhabilitación a los líderes del procés, empezando por Oriol Junqueras. Tanto para el magistrado instructor como para la Fiscalía del Tribunal Supremo, no cabe alivio en ninguna de las condenas por este delito. Algo se puede salvar de la quema. A veces, la incompetencia del Gobierno se convierte en la única esperanza de que sus desmanes no lleguen a materializarse.