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Pobreza infantil

En el Campus anual que esta fundación celebró el pasado mes de septiembre tuvimos la oportunidad de presentar el informe en el que la Fundación FAES y la organización “Save the Children”[1] habían trabajado para reflexionar sobre la situación de la pobreza infantil en España y las orientaciones de políticas públicas que deberían seguirse para afrontar esta lacra inaceptable en nuestra sociedad. El director de la fundación habló entonces de la necesidad de construir un consenso político y social que enfrentara este problema con políticas públicas que funcionen. Por su parte, el director ejecutivo de “Save The Children”, Andrés Conde, detalló las cifras que reflejan la situación de la pobreza infantil en nuestro país. Baste un dato: en 2022 el 10,3% de los niños españoles –esto es, 825.000– se encontraba en situación de carencia material y social severa, dos puntos porcentuales por encima de la media de UE. En conjunto, más de un millón de niños viven en España por debajo del umbral de pobreza severa.

El informe que acaba de hacer público la Comisión Europea confirma los tintes más severos del problema. El 34,5% de los niños y niñas españoles se encuentra en riesgo de pobreza, 10 puntos más que la media de la Unión Europea y la tendencia se agrava. No se trata sólo de un mal en sí mismo que debería avergonzarnos. Constituye una grave quiebra intergeneracional y un inmenso coste humano en una sociedad que, por un lado, sufre una gravísima crisis demográfica, pero, por otro, no es capaz de implantar políticas públicas eficaces para proteger a los niños. Sorprende y asombra que un informe como el que ha hecho público la Comisión no haya generado más reacciones entre tanta jactancia por lo que se presenta como un país avanzado en políticas sociales.

En el informe que presentamos en el Campus FAES, tanto “Save the Children” como esta fundación abogamos por cambios estructurales en diversos ámbitos de las políticas públicas y planteamos la puesta en marcha de una prestación universal por hijo a cargo y de beneficios fiscales reembolsables para familias con niños. Las políticas en materia de conciliación, mercado de trabajo y sistema educativo tienen que ser un objetivo prioritario de reflexión para erradicar esta lacra que afecta a quienes son más vulnerables.

La pobreza infantil no puede seguir siendo un mal silencioso, muchas veces invisible y en no pocos casos asociado a otros riesgos para la integridad personal y moral de los niños y niñas. Debemos reconsiderar urgentemente la nula eficacia de las políticas actuales, infradotadas, burocratizadas y de una absurda complejidad para sus teóricos beneficiarios, carentes del impacto que es preciso que tengan sobre la pobreza infantil. Es imprescindible un debate atento a las mejores prácticas que en otros países se han demostrado útiles, impulsado por una auténtica voluntad de consenso y una reordenación de las prioridades en el uso de los recursos públicos que haga creíble el compromiso por mejorar las condiciones de vida de los menores y las oportunidades que deben jalonar su desarrollo.


[1] https://fundacionfaes.org/wp-content/uploads/2024/09/REFLEXIONES-EN-TORNO-A-LA-POBREZA-INFANTIL-EN-ESPANA.pdf