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Por qué el uso social de la lengua catalana se estanca en Cataluña y cuáles son sus consecuencias

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A pesar de 37 años de normalización e inmersión lingüística, a pesar de 26 años de reiterados incumplimientos de las resoluciones de los altos Tribunales (Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo y Tribunal Superior de Justicia de Cataluña), a pesar del incumplimiento de la Ley Wert, a pesar de las multas por no rotular “al menos” en catalán, a pesar de las campañas de promoción del uso del catalán; a pesar de todo eso y más –la Ley Celaá y la renovada resolución del Tribunal Superior de Cataluña–, el uso social de la lengua catalana en Cataluña recula y se estanca, como señalan las encuestas (IDESCAT y Plataforma per la Llengua).

¿Por qué recula y se estanca el uso social de la lengua catalana? Porque, la política lingüística de la Generalitat de Cataluña ha creado anticuerpos, porque el catalán se ha latinizado, porque el catalán no es ni mucho menos la lengua de acogida e integración por excelencia, porque la coacción y la substitución –ese es el objetivo real de la inmersión– lingüística han fracasado, porque el nacionalismo catalán ha sido incapaz de entender, entre otras cuestiones, por qué se elige una u otra lengua y cuál es la relación entre lengua e identidad.

El estancamiento del uso de la lengua catalana en Cataluña implica el fracaso –ahí está el meollo de la cuestión– del proyecto del nacionalismo catalán en el asunto de la lengua: convertir el catalán en la lengua común –una suerte de interlingua que, a la manera de Michael Billig, “banaliza” el uso del catalán transformándolo en una cosa natural y cotidiana– de los ciudadanos de Cataluña hablen la lengua materna que hablen. Una hegemonía –la de la lengua común– que sigue ocupando la lengua española. ¿Saben por qué? Porque así lo ha querido la ciudadanía catalana.

Si –según dice el nacionalismo– la lengua catalana es el fundamento de la identidad “propia” catalana, si la lengua catalana está estancada, ¿qué futuro hay para la identidad “propia” de Cataluña? El nacionalismo catalán teme que el estancamiento del uso social del catalán conlleve la desnacionalización de Cataluña. Teme que la lengua catalana devenga una lengua regional o un patois. O que desaparezca, como señala una parte importante del nacionalismo catalán que habla de la “emergencia lingüística” en que se encontraría hoy la lengua catalana. Cosa que no responde a la realidad, porque la lengua catalana cumple los requisitos de subsistencia de una lengua. Pero el nacionalismo catalán insiste en el victimismo –también, chantaje– de la desaparición próxima de la lengua catalana si se abandona la inmersión y normalización lingüísticas. De ahí la negación del español como lengua vehicular en la escuela y la marginación del español en la Administración.