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¿Qué reforma laboral necesita España?

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La Fundación FAES ha reunido a dos expertos en asesoría a empresas en materia de recursos humanos para analizar el devenir del marco legislativo laboral en España. El presidente de Sagardoy Abogados, Íñigo Sagardoy, y el exsecretario de Estado de Empleo y socio responsable de People Advisory Services de EY, Juan Pablo Riesgo, moderados por la periodista de La Información Cristina Alonso, han coincidido en que la ley debe mirar al futuro y no al pasado para dar soluciones a las necesidades que demanda nuestro mercado de trabajo.

Cuando se habla de derogar algunos aspectos de la legislación vigente, Sagardoy y Riesgo han recordado que el objetivo de la reforma laboral de 2010 y 2012 fue mejorar la flexiseguridad e impulsar la flexibilidad interna en nuestro marco de relaciones laborales, que era el camino europeo, y ese objetivo se cumplió. Según BBVA Research, evitó la destrucción de 800.000 empleos y si se hubiese aprobado en 2008 habría evitado la destrucción de 2 millones de empleos. Desde entonces, a partir de 2014, el empleo creció a ritmo de medio millón al año, reduciendo así la desigualdad.

Sin embargo, el mercado de trabajo ha evolucionado y tiene sentido una actualización en la línea de las recomendaciones del semestre europeo. Seguir avanzando en la flexiseguridad; reducir la dualidad del mercado de trabajo español; evitar las disrupciones del mercado de trabajo; fomentar la empleabilidad para que los trabajadores se adapten a las nuevas tecnologías y a la transición energética; abordar el reto demográfico, e impulsar la tasa de actividad de los mayores, son retos que la Comisión Europea ha recomendado a España para que ahora en el marco del Plan de Recuperación y Resiliencia se avance en esa línea.

A su juicio, es buen momento para ser creativos e innovadores. Merece la pena una reforma buena antes que una reforma rápida, que de confianza a los interlocutores sociales y al Gobierno para cerrar una reforma que mire al futuro y aborde los retos de nuestro mercado de trabajo, que responda con responsabilidad a ello y que suponga un paso más en las políticas activas de empleo y en el impulso de la flexiseguridad en el mercado laboral, para no perder competitividad.