La imposición de una “memoria democrática” amenaza con establecer un relato oficial acerca del terrorismo de ETA en términos de equidistancia entre los terroristas y sus víctimas como polos equivalentes de un “conflicto”, cuando no una avasalladora presión social a favor del olvido y del silencio. La izquierda tiene un pasado de terror que pretende que se olvide e imponer un relato oficial a su medida. La memoria democrática es amnesia obligada e imposición del relato oficial. Y esto nos lleva a estar en los límites de la convivencia política. Hay una imposición difusa de la prohibición de hablar de ETA, de los años del terror.
El catedrático de la Universidad de Alcalá Jon Juaristi, el escritor y periodista Teo Uriarte, y el director de cine Iñaki Arteta han participado en una sesión de Diálogos FAES virtual titulada ‘Relatos de terror’ en la que han asegurado que la sociedad no debería tener miedo a expresarse porque ya no los van a matar. Sin embargo, la mayoría mantiene ahora un silencio discreto para evitar ser considerado una especie de enemigo del pueblo con un rencor inagotable que se opone a la reconciliación. Y lo que es peor, no solo recibirá la crítica del nacionalismo sino también de la izquierda. El discurso buenista tiene ahora más desarrollo que cuando la banda terrorista actuaba. Se intuye que ETA ha ganado la partida, se ha conseguido la consolidación del privilegio vasco. Por ello, lo que queda ahora es trabajar por hacer un relato que se corresponda con lo que de verdad ha pasado.