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Rusia y China

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“China y Rusia están tan unidas como los dientes y los labios”, ha afirmado Li Hui, el embajador chino en Moscú, refiriéndose a la cada vez más estrecha e intensa colaboración entre ambos países. Las sanciones impuestas por Occidente a Rusia han fortalecido la colaboración entre los dos Estados en materia económica, política y militar. A pesar de sus históricos desacuerdos y su mutua desconfianza durante la Guerra Fría, China y Rusia tienen mucho en común: comparten el modelo modernitario (regímenes de modernización autoritaria bajo la guía de un partido único minado por la corrupción y el amiguismo), como ya señaló Josef Joffe; y ambos son miembros de los BRICS, tienen intereses económicos casi idénticos en América Latina, Asia Central y África. Pero más importante aún es la circunstancia de compartir un enemigo: los EE.UU. En junio pasado, los dos países firmaron más de treinta acuerdos bilaterales, entre los cuales destaca la construcción conjunta de un nuevo gaseoducto (“La Fuerza de Siberia”) para el suministro del gas ruso a China y varios acuerdos militares. ¿Están Rusia y China tan unidas como los dientes y los labios? ¿Suponen una amenaza para Occidente?

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Mira Milosevich es profesora de Relaciones Internacionales en la IE School of International Relations.

 

“China y Rusia están tan unidas como los dientes y los labios”, ha afirmado Li Hui, el embajador chino en Moscú, refiriéndose a la cada vez más estrecha e intensa colaboración entre ambos países. Las sanciones impuestas por Occidente a Rusia han fortalecido la colaboración entre los dos Estados en materia económica, política y militar. A pesar de sus históricos desacuerdos y su mutua desconfianza durante la Guerra Fría, China y Rusia tienen mucho en común: comparten el modelo modernitario (regímenes de modernización autoritaria bajo la guía de un partido único minado por la corrupción y el amiguismo), como ya señaló Josef Joffe; y ambos son miembros de los BRICS, tienen intereses económicos casi idénticos en América Latina, Asia Central y África. Pero más importante aún es la circunstancia de compartir un enemigo: los EE.UU. En junio pasado, los dos países firmaron más de treinta acuerdos bilaterales, entre los cuales destaca la construcción conjunta de un nuevo gaseoducto (“La Fuerza de Siberia”) para el suministro del gas ruso a China y varios acuerdos militares. ¿Están Rusia y China tan unidas como los dientes y los labios? ¿Suponen una amenaza para Occidente?

Rusia y China se necesitan mutuamente, pero también compiten entre sí. Por tanto, su alianza no es incondicional. En términos políticos, lo más preocupante de ambos Estados consiste en representar el modernitarismo como modelo alternativo a la democracia liberal. La historia del siglo XX nos ha enseñado que este modelo podría seducir a los antiliberales. El principal objetivo político de la alianza es socavar el poder político, económico y militar de los EE.UU. que perciben como potencia hegemónica mundial. Pero, en términos económicos, la amenaza ruso-china es mucho más concreta: ambos países participaron en la creación del Banco de Desarrollo de los BRICS, cuyo fin es conceder créditos baratos e introducir y practicar operaciones financieras en moneda distinta al dólar y al euro. Es un claro intento de eludir el orden económico mundial y de socavar el sistema monetario.

Rusia representa una amenaza militar en Europa, así como lo es China para Vietnam y Japón. Sin embargo, dados los intereses económicos que vinculan a China con Europa y a Rusia con Japón, una alianza militar de ambos Estados es poco probable. China ayudará a Rusia a superar las sanciones. Rusia animará a China a ser firme ante el pívot americano hacia Asia anunciado por Barak Obama en 2011. Pero, aparte de esto, seguirán haciendo lo que han hecho a lo largo de su historia y de sus fronteras: competir entre sí. 

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