Los jefes de la diplomacia de los 27 países miembros de la Unión Europea han señalado este 28 de junio como fecha oficial de comienzo de la negociación para que Serbia se convierta en miembro de la Unión Europea. Hay dos aspectos que llaman la atención en este hecho: la fecha elegida para el comunicado y la revelación de los requerimientos que se impusieron a Serbia para poder acceder a la UE.
Escritora. Doctora en Estudios Europeos
Los jefes de la diplomacia de los 27 países miembros de la Unión Europea han señalado este 28 de junio como fecha oficial de comienzo de la negociación para que Serbia se convierta en miembro de la Unión Europea. Hay dos aspectos que llaman la atención en este hecho: la fecha elegida para el comunicado y la revelación de los requerimientos que se impusieron a Serbia para poder acceder a la UE.
Entre las obligaciones políticas, económicas y jurídicas destaca la exigencia respecto a Kosovo. El reciente Acuerdo de Bruselas, firmado entre los representantes de los Gobiernos de Serbia y Kosovo y auspiciado por la infinita paciencia de Catherine Ashton, alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, era el último requisito que Serbia tenía que cumplir. Según dicho Acuerdo, Serbia no reconoce formalmente la independencia de Kosovo, pero renuncia a la soberanía sobre el territorio. También promete no oponerse a la entrada de Kosovo en los organismos internacionales a los que quiera acceder. Los representantes serbios, Ivica Dacic y Aleksandar Vucic, primer ministro y vicepresidente del Gobierno respectivamente, firmaron el Acuerdo de Bruselas por dos motivos: 1) porque su Gobierno puede decir literalmente que ha hecho todo lo posible para mantener a Kosovo dentro de las fronteras serbias, toda vez que fue su partido –el Partido Socialista presidido por Slobodan Milosevich– el que llevó a Serbia a las guerras de los años noventa. Ellos, así como el actual presidente serbio, Tomislav Nikolic (miembro antes del Partido Nacionalista Radical Serbio) perdieron la guerra de Kosovo. A ellos les corresponde sufrir ahora las consecuencias de esta derrota histórica, independientemente de si fuera justa o no la intervención de la comunidad internacional en ella o de si la independencia de Kosovo es legal según el derecho internacional. 2) La segunda razón estriba en el hecho de que el Gobierno sabe que el futuro de Serbia está en Europa. La firma del Acuerdo, aunque sea consecuencia de la impotencia diplomática, refleja la responsabilidad histórica.
La elección de la fecha del 28 de junio para el comunicado oficial de la UE no es nada casual. Pretende ser una invención de una tradición nueva: debe simbolizar la ruptura con el pasado y la entrada en un futuro mejor. Trata de añadir un nuevo significado a una fecha tan señalada para los serbios: el 28 de junio de 1389 los serbios perdieron la batalla de Kosovo contra los otomanos, pero, en su imaginario colectivo, convirtieron la derrota en victoria moral. El 28 de junio de 1914, Gavrilo Princip, un nacionalista serbio, asesinó el archiduque Francisco Fernando como represalia contra la anexión de Bosnia Herzegovina en 1908 por parte del Imperio austro-húngaro. Y el 28 de junio de 1989, durante la celebración del 500 aniversario de la batalla de Kosovo, Slobodan Milosevich prometió “que defendería a los serbios de Kosovo”. Serbia ya ha perdido muchas batallas. Debe ganar la del 28 de junio de 2013.