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Tiempos de crisis

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Navacerrada (Madrid), 03.07.12.- El presidente de Baker & McKenzie España y académico de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Manuel Pizarro, ha participado esta mañana en el Campus FAES 2012, donde ha asegurado que “hay que salvar la banca para impedir una contracción total de la economía y una volatilización total del ahorro de todo un país, pero hay que hacer un ejercicio de ver la caja negra y ver qué ha pasado para que no vuelva a ocurrir. Y ese ejercicio no se ha hecho”. A su juicio, además, “no se puede dejar quebrar el sistema financiero, porque cuando quiebra un banco desaparece el dinero de los ciudadanos allí depositado con la garantía del Banco Central y con la garantía de que un país estaba vigilando todo eso”.

En este sentido, Pizarro, cuya intervención ‘Tiempo de crisis’ ha sido introducida por el expresidente del Gobierno y presidente de FAES, José María Aznar, ha afirmado que “hasta que las sociedades de economía abierta no exijan el mismo nivel de ‘fair play’ y de buen funcionamiento en las sociedades cotizadas que se exigen a los políticos, tendremos un germen: enriquecimientos injustos por parte de un sector de la sociedad que se trasladan a la regulación por vía del tráfico de influencias y que impiden que una sociedad abierta funcione como Dios manda”.

BARCLAYS: CODICIA Y REGULACIÓN INADECUADA
Pizarro ha valorado el escándalo que azota al banco inglés Barclays por la manipulación de los tipos de interés interbancarios, respecto a lo que ha dicho que las instituciones tienen que “vigilar, sacar las cajas negras y exigir responsabilidad a todo el que ha alterado el precio del dinero, que es lo más grave que puede haber; pero es que además habría que hablar de engaño y de enriquecimiento de una parte y empobrecimiento de muchos”.

Para Pizarro, se trata de un “problema de codicia y de regulación inadecuada”. “Me ha escandalizado, no en el BCE por la gente que nombró Aznar, pero sí en el sistema anglosajón, que se hayan permitido operaciones fuera de balance y remuneraciones tremendas que no se acomodaban al beneficio de las entidades”.

A este respecto, el también patrono de FAES ha manifestado que “en un sistema de economía abierta no puede fallar la información, los supervisores y los reguladores tiene que poner la lupa sobre todo lo que pasa y tiene que haber responsabilidad exigida por los accionistas y la sociedad”, porque, ha subrayado, “una sociedad donde no hay justicia y no se da a cada uno lo suyo propende al desorden y a un país que no funciona, y los países que no funcionan son tan ineficientes como los países de economía planificada”.

CORRUPCIÓN INSTITUCIONAL
Manuel Pizarro ha aludido asimismo a la corrupción como “gran cáncer de la sociedad abierta”, y ha considerado que “los países que tienen corrupción, donde el lucro no va al mejor sino al que paga más comisiones o está más cerca del poder, no pueden funcionar y el sistema se vuelve loco” . “Eso pasa cuando las instituciones no funcionan y el que la hace no la paga”, ha dicho, y ha añadido que “las economías de mercado acaban por corrupción institucional, cuando el sistema de ‘checks and balances’ no funciona”.

“Hay dos cosas que no pueden fallar en tiempos de crisis: ideas e instituciones. Sin ellas el camino desaparece y es lo peor que le puede pasar a un país”, ha apostillado Pizarro durante su intervención, en la que dicho que “de la crisis, que es de mercados y de sociedad, vemos destellos pero a veces no sabemos muy bien que está pasando”. “Las crisis tienen siempre un fondo de mal comportamiento y, en este caso, es económica porque no estamos sabiendo dar respuesta a los problemas del siglo XXI, y moral porque no cumplimos las pautas que nos hemos dado”, ha puntualizado.

PAÍS COMPETITIVO
Para Pizarro, “las ‘red lines’ de lo que nos toca vivir son la globalización, sin la que no se entiende absolutamente nada; la competencia, entre Estados, empresas, municipios, sistemas jurídicos e institucionales…; la información, que guía al mundo; y la securitización o titulización, por la que la riqueza viaja a la velocidad de un ‘click’”. Por todo ello, a su juicio, “el país que no es capaz de ser competitivo en materias primas, sueldos, energía y Estado de Derecho se queda fuera de mercado”.