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Tiranos envalentonados

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Anotaciones FAES 15

La muerte del opositor ruso Alexei Navalny en circunstancias que incriminan al régimen de Putin es un hecho de una extraordinaria gravedad y así ha sido reconocido. Pero no es un hecho aislado en un contexto en el que, más allá de Rusia, el grupo de tiranos ejercientes a nivel global agudizan la represión en el interior y el desafío en el exterior.

Putin manda un mensaje claro cuando el apoyo occidental a Ucrania se resiente de la fatiga que produce el conflicto y la sombra que planea en forma de Trump regresando a la Casa Blanca, después de que el candidato y expresidente animara a Rusia a atacar a aquellos países europeos que no cubran la cuota de gasto en defensa.

Pero Putin no hace nada muy distinto de lo que perpetra Nicolás Maduro: arbitrariedad en la inhabilitación de los candidatos de la oposición, violencia de Estado contra ellos, detenciones sin ninguna garantía para recluir a los opositores políticos en cárceles sin acceso a familia y abogados, desapariciones y asesinatos a cargo de delincuentes utilizados por el régimen para sus propósitos represivos.

En Cuba, el país se encamina, si es que no se encuentra ya, a la enésima emergencia económica, pero agravada esta vez por el colapso sistémico de la economía cubana incapaz de soportar la gestión del Partido Comunista y su complejo militar. La respuesta ante el riesgo de un estallido social, que muchos observadores ven como inevitable, es la represión preventiva, el exilio forzado, la tiranía renovada.

Nicaragua sufre una dictadura sangrante, que se ha cebado con la Iglesia católica y alcanza cotas cada vez más elevadas de encarnizamiento represor.

Irán bate registros de ejecuciones, pone en marcha con éxito la diplomacia de rehenes para conseguir contrapartidas políticas y económicas traficando con la libertad de ciudadanos occidentales encarcelados. La Guardia Revolucionaria sigue sin ser incluida en la lista europea de organizaciones terroristas y el régimen de los ayatolás se ha convertido en el socio esencial de Rusia en la invasión de Ucrania, controla a Hezbolá en el Líbano y está detrás de Hamás y de la guerrilla hutí. Sin respuesta coherente desde Occidente, Irán crece como amenaza estratégica más allá de Oriente Medio.

Rusia, Venezuela, Nicaragua, Irán y Cuba, por no mencionar a Corea del Norte, un régimen enloquecido y atroz, se encuentran unidos por una causa común antioccidental, cooperan con Rusia en su agresión a Ucrania y desafían las reglas básicas de convivencia internacional. La respuesta desde Bruselas y Washington resulta peligrosamente endeble y, en el caso de Ucrania, más frágil ahora. Demasiados fuegos de artificio, excesiva escenificación sin consecuencias.

Pongamos el caso de España. Al Gobierno español le faltó tiempo para pedir el levantamiento de las –mejorables– sanciones a Venezuela, en cuanto Maduro simuló aceptar el acuerdo de Barbados. Semanas después, la inhabilitación de María Corina Machado y la expulsión de la oficina de Naciones Unidas para los derechos humanos, junto con el secuestro de la activista hispano-venezolana Rocío San Miguel, dan la medida de las intenciones de Maduro que, en ningún caso, contempla hacer posible un proceso electoral con mínimas garantías. Ahora, el Gobierno español apunta al acuerdo entre la UE e Israel con vistas a su suspensión total o parcial en respuesta a la actuación israelí en Gaza. Sin embargo, este mismo Gobierno y su partido, como el resto de la izquierda, rechaza que se actúe contra Cuba suspendiendo el acuerdo entre este país y la Unión con el recurso a los habituales argumentos de voluntarismo simpatizante con la gerontocracia habanera. Sería grotesco que se suspendiera el acuerdo con Israel y Cuba se mantuviera política y diplomáticamente indemne, a pesar de tratarse de un totalitarismo que ahonda cada vez más en la represión a medida que se hace visible la decrepitud del sistema comunista en la isla.

Los tiranos se están envalentonando. La debilidad siempre es provocadora. Y si más pronto que tarde este grupo de tiranías no recibe el mensaje claro de una diplomacia musculada, se sentirán habilitadas para continuar con sus amenazantes tropelías.