Anotaciones FAES 25
Que este Gobierno está fuera de control empieza a ser una evidencia. Después de la estrafalaria pausa para reflexionar de Pedro Sánchez se proyecta la impresión de que cualquiera hace la guerra por su cuenta. El Gobierno se ha convertido en una tropa sin dirección en la que sólo cuenta la arbitraria voluntad de su presidente quien, a la vista está, únicamente concibe la política como una simple proyección de “su persona”.
Un ministro bronquista crea una grave crisis con Argentina injuriando al presidente Milei. Ahora dos ministros, Bustinduy y Rego, cuyos departamentos han sido engordados artificialmente para cubrir la rebatiña de la coalición con Sumar, arremeten contra Israel. El primero, dirigiéndose a empresas españolas que operan en ese país para requerirles no se sabe qué información y exigirles no se sabe qué medidas para “no colaborar con el genocidio”. La otra, reproduciendo en la red X un eslogan antisemita que insta a arrojar a los judíos al mar, un viejo sueño de los enemigos de este país. Se han desmarcado de semejante actuación los ministerios de Economía y Exteriores. Da igual. La cacofonía del Gobierno no hace sino agravarse haciéndose más estruendosa. La respuesta a esta degradación en la política exterior suele ser concluyente y se traduce en la simple irrelevancia, que es lo que está ocurriendo. Frente a las pretensiones internacionales de Sánchez, la realidad es que preside un Gobierno en el que campa a sus anchas el antisemistismo de unos activistas cuyo lugar está más en las acampadas antijudías que en el Consejo de Ministros. Y eso puede inspirar muchas cosas, pero, desde luego, nunca credibilidad y respeto.