El embajador de España y patrono de la Fundación FAES, Javier Rupérez, opina que la cumbre de la OTAN en Madrid “ha sido una ocasión internacional importante” enmarcada “en unas circunstancias graves derivadas de la agresión rusa contra Ucrania” y esto “ha condicionado una parte importante de las decisiones”. Destaca, en primer lugar, “la identificación de Rusia como adversario principal” para el mundo occidental y democrático, así como una descripción clara de la “eventual presencia de China como uno de los factores que querría romper el orden internacional”.
En segundo lugar, recuerda que la Cumbre “ha sentado las bases de una estrategia global, estrategia 360º, cubriendo todo el espectro geográfico” con menciones a “Oriente Medio, Norte de África, Sahel, Asia y Pacífico” y en este sentido, “la OTAN se convierte en un elemento global de la seguridad” según Rupérez.
La tercera de sus conclusiones es que esta reunión supone “una declaración contundente, firme y profunda de solidaridad entre todos los miembros y aliados de la Alianza Atlántica”, así como “una reivindicación de los papeles recuperados tanto de los americanos como de los europeos para entenderse mejor, para colaborar mejor y para trabajar conjuntamente para la defensa de la seguridad y la libertad en todo el mundo”.
Por último, destaca la reivindicación y recuperación de la “política de puertas abiertas que siempre ha practicado la OTAN”, en referencia a la futura entrada de Suecia y de Finlandia, “dos países tradicionalmente neutralistas que, sin embargo, han considerado que para mantener adecuadamente su seguridad están mejor dentro de la OTAN”.
Javier Rupérez cree que este es “un momento histórico que tenemos que recordar” porque “en estos tiempos convulsos que estamos viviendo es importante recuperar el sentido de la seguridad y de la seguridad de las democracias que, al fin y al cabo, es a lo que se dedica la OTAN y sus miembros”.
