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Hasta la llegada de Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno de España, el nacionalismo catalán jugaba a ser Estado. Desde entonces, el nacionalismo catalán está construyendo un Estado embrionario gracias a las concesiones del PSOE de Pedro Sánchez –impunidad por poder– y a la inapreciable colaboración del Partit del Socialistes de Catalunya. Un Estado embrionario cuyo objetivo no es otro –a medio o largo plazo, según las circunstancias– que la renacionalización y posterior reconstrucción nacional de Cataluña. Horizonte: la Republica catalana.

José María Aznar ha reivindicado el legado del concejal asesinado por ETA hace ahora 30 años y reafirmado el compromiso del PP con la unidad de España y la defensa del modelo autonómico dentro del marco constitucional. “El horizonte del País Vasco no puede ser la perpetuación del plato único. Una opción periódica entre PNV y Bildu cada vez más abierta para Bildu”, ha afirmado Aznar. Por ello ha remarcado que “el PNV es mal refugio ante el ascenso del nacionalismo radical” y ha alertado de que “con el PNV cada vez hay más Bildu, no menos”.

Se impone la necesidad de avanzar cuanto antes en el diseño de una política de vivienda sensata, con una mirada de largo plazo, con objetivos muy concretos basados en el mayor consenso técnico y político posible, y con un profundo respeto por el derecho de la propiedad y los principios del mercado libre. Una política de vivienda que sea verdaderamente capaz de resolver los problemas a los que nos enfrentamos y de responder a las necesidades de los ciudadanos.

Autocracy. Inc, de Anne Applebaum, es un brillante y esclarecedor texto sobre la multiplicación de los sistemas “iliberales”. Fue publicado antes de que el Gobierno Sánchez anunciara su intención de llevar al Parlamento la ya conocida como “Ley Begoña”. Es evidente que, si de ello hubiera tenido noticia nuestra autora, hubiera incluido la iniciativa entre aquellas que identifican las decisiones de los autócratas. Caracterizados por su intención de “socavar el sistema judicial como institución y más ampliamente al mismo Estado de derecho”.

Cuando iba a publicarse esta anotación, el Gobierno ha querido ilustrarla con una nueva muestra de su apetito colonizador y de su poca disposición a autolimitarse. La toma de control de Telefónica es una renacionalización excusada como operación de Estado.