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Cuando se toca fondo

Iba a traer a Puigdemont, consideraba que el 1-O era un delito de rebelión “clarísimo”, se comprometió a restablecer el delito de convocatoria ilegal de referendos y sobre los indultos a los golpistas fue falsamente concluyente: no había nada que discutir, ni siquiera los interesados los pedían. Y ahora, después de equiparar errores y delitos y de traducir justicia como venganza, Sánchez invoca la Constitución que los sediciosos quisieron romper para justificar la impunidad de estos. Una ignominia.