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José María Aznar y Ana Iríbar han firmado un acuerdo para que la fundación acoja el acervo material y moral del Instituto Gregorio Ordóñez. Una expresión institucional de un compromiso que FAES revalida e impulsa, porque es irrenunciable. La promoción de la memoria y del legado político del concejal asesinado por ETA son una tarea que no es inédita para FAES pero que cobra ahora singular realce. “Para la Fundación FAES es un honor y un privilegio integrar en su seno el Instituto Gregorio Ordóñez y ocuparnos de la memoria en recuerdo del respeto por lo que representó Gregorio Ordóñez en su liderazgo político, en su vida personal”, ha declarado José María Aznar.  Por su parte, Ana Iríbar ha explicado que, tras casi treinta años desde su creación, la Fundación Gregorio Ordóñez Fenollar ha iniciado una nueva etapa con el Instituto, al amparo de la Fundación FAES, con la intención de continuar trabajando para “difundir su legado vital mirando al futuro, como el propio Gregorio hacía, con esperanza, con ilusión, pensando especialmente en las nuevas generaciones”.

Tal como reza la Constitución, “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”. Recordarlo me parece oportuno porque parece que hoy todo esto se ha olvidado y se afirma sin rubor que la soberanía reside en una mayoría parlamentaria y que esta soberanía, como la que se atribuía a los monarcas absolutos, no está sujeta a límites, es más, que la democracia es por definición el ejercicio en el nombre del pueblo de una soberanía sin límites.

La última de Pedro Sánchez quiere tenernos entretenidos hasta el lunes. Es poco provechoso enredarse en cábalas sobre la maniobra del presidente. Además, las resoluciones de un hombre enamorado son, por definición, imprevisibles. Y más en las telenovelas.

Como fruto de sus mandatos previos (2018-2023), Sánchez ha constituido un partido personal, ha configurado un gobierno monocrático y ha desarticulado en buena medida el poder legislativo, todo basado en su liderazgo plebiscitario.

Felix Bolaños ha sido reprobado por el Senado. La Cámara Alta ha reaccionado ante el ninguneo del ministro, quien, en unas recientes declaraciones a Onda Cero, repitió aquello de que “la soberanía nacional reside en el Congreso”. Se trataba, claro está, de hacer inapelable constitucionalmente ese artificioso constructo que es la ley de amnistía, a costa –eso también está claro– de la mentira o de la exhibición indecorosa de ignorancia. 

El Gobierno de España al abordaje de nuevo… eso sí, con el dinero de todos los españoles. Primero, la entrada en el capital de Telefónica. Ahora amagan un movimiento similar en Naturgy y, quizás, en Talgo. La loable excusa oficial es evitar que gobiernos extranjeros controlen empresas estratégicas. La realidad, intervenir la libre competencia y la libertad empresarial en España, colocar a amigos en consejos y dar un paso más para controlar todos los resortes del poder: instituciones, medios de comunicación, jueces… y empresas.