Crisis reputacional
Resulta llamativo que una buena parte de la opinión publicada –y parece que todo el Gobierno– asuma sin más que le corresponde a Marruecos decidir cuándo abre y cuándo cierra una crisis en su relación con España. Que para Marruecos toca promover la entrada masiva de sus nacionales, menores incluidos, para desestabilizar Ceuta, la crisis se abre. Que ya no conviene a los intereses marroquíes y a su relación con la Unión Europea la utilización de menores para irrumpir en una frontera comunitaria, el monarca marroquí da por cerrada la crisis. Pero las cosas no son así.