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Yolanda Díaz, entre Diocleciano y Robespierre

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social ha vuelto de su veraneo realizando declaraciones realmente chulísimas. Poco después de pedir a la CEOE, con “total animosidad”, que “vuelva a la mesa de negociación”, afirma en una entrevista que para frenar las subidas de precios debería alcanzarse un acuerdo con las distribuidoras para “topar los precios de una cesta de productos básicos como el pan, la leche, los huevos o la fruta”.

El curso

El final de verano ha traído dos noticias que han provocado ‘euforia’ en las filas socialistas: la convalidación del decreto ley energético y la confirmación de que Pedro Sánchez celebrará hasta veinte actos políticos por toda España de aquí a fin de año.

Una ley para quebrar la Transición democrática

Reformúlese el proyecto, conéctesele con la Ley de Amnistía –que es una ley fundacional de nuestra democracia– e incorpórese todo aquello que tienda a superar un largo pasado histórico convulso, sectario y excluyente al que puso fin una Transición democrática ejemplar. Resucitar en la vida política un pasado pretendidamente más democrático es como mínimo irresponsable, porque destruye un consenso fecundo que ha dado a España los mejores años de su historia contemporánea.

Frente Amplio: ¿Una existencia fugaz?

Si el Gobierno no logra salir airoso de los retos que enfrenta, como la inmigración descontrolada, la delincuencia desatada, el narco omnipresente y el terrorismo indigenista, y al mismo tiempo no controla la inflación ni la crisis económica que acecha, el panorama pinta mal. Peor aún si sus principales referentes ideológicos se encuentran hoy debilitados y en apuros. La alternativa de Boric es volverse socialdemócrata, como en su momento Syriza, pero eso implicaría defraudar a sus bases radicales, el 25% de la primera vuelta.